Sobre la amistad y adicción, cuando la amistad funciona como causa o solución.
La amistad es uno de los valores más altos del ser humano, puede llegar a ser un vínculo emocional extremadamente significativo con un fuerte impacto en la vida de una persona y de gran trascendencia en su ámbito familiar y social.
Existen amistades entrañables, que inspiran e impulsan a grandes logros y a superar adversidades.
Sin embargo la polaridad de la amistad dependerá de la condición y valores de la persona, pudiendo ser sublime o tener consecuencias desastrosas que también pueden marcar la vía de una persona o familia por siempre.
En el proceso de desarrollo de una adicción, ludopatía y alcoholismo, la necesidad de pertenencia a un grupo de pares y la aceptación social forman un papel importante.
De esta manera una persona con estas necesidades de vínculos humanos puede verse involucrada con amigos que consumen alcohol u otras sustancias con potencial adictivo y cuyo eje de convivencia y diversión suele ser el consumo, llegando a ser esta afición por beber la membresía necesaria para contar con tales amigos.
En otros casos como la ludopatía o adicción al juego, algunos usuarios acuden a casino por contar con demasiado tiempo o no tener mucha actividad social, ahí descubren que existen personas que los entienden, no los juzgan y entablan una amistad que refuerza los beneficios de jugar.
Consuelan, aconsejan y se apoyan en las consecuencias que en ocasiones los jugadores tienen con sus familiares que no están de acuerdo en su manera de jugar.
Tenemos pues, que la adicción se vale de la amistad para subsistir, en donde se refuerzan vínculos afectivos, de aprobación y defensa de un estilo de vida centrado en el consumo cuando ya éste se convierte en una franca dependencia química.
En ocasiones se inicia una lucha entre familiares y amigos con valores contrarios al consumo que intentan separar al alcohólico, adicto o ludópata de las amistades que lo influencian negativamente.
En esta dinámicas muchas veces la amistad con amigos anti consumo resultado fracturada o la persona adicta termina por separarse de quienes no apoyan su forma de consumir.
Eventualmente la adicción crónica acumula consecuencias y pérdidas, incluyendo a aquellos quienes le acompañaban en su alcoholismo o adicción. La soledad tan evitada se hace presente… ¡y también los buenos amigos!, aquellos dispuestos a apoyar en la adversidad, quienes ofrecen ayuda para salir del problema.
Las personas que inician un programa de rehabilitación ya sea en alcohólicos o narcóticos anónimos, jugadores anónimos, entre otros, suelen ser acompañados por familiares y amigos en este proceso de recuperación.
En dichos grupos de autoayuda suelen descubrir también a otros amigos, unidos por un mismo propósito: dejar de sufrir, recuperar la confianza de sus seres amados, su dignidad y tener un propósito de vida positivo.
En la recuperación suelen desarrollarse amistades fraternales, positivas y de crecimiento, así como de ayuda a otros con problemas de abuso de sustancias o juego. La amistad se convierte entonces en una solución de quienes han sido presas de una adicción.
La conclusión es que la amistad puede actuar tanto como un factor de origen de adicción así como una herramienta de recuperación, todo dependerá de la elección de nuestros amigos.
Mario Gerardo Arias
Gerente de Centro de Tratamiento Oceánica