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Cómo se pueden prevenir los trastornos de alimentación

¿Cómo se pueden prevenir los trastornos de alimentación?

 

Cuando se habla de trastornos de alimentación, se hace referencia a enfermedades con sintomatología de riesgo, asociadas al consumo o restricción de alimentos, conductas compensatorias de dicho consumo y un malestar significativo con la propia imagen y peso. El origen de estos trastornos, considerados mentales, es multifactorial y puede venirse gestando a lo largo de la historia de desarrollo de quien lo padece. Aunque se sabe que la combinación de factores biológicos, familiares, emocionales y socioculturales promueve la presencia de los trastornos de alimentación, conocer la forma en que estos se desarrollan es fundamental para implementar acciones preventivas que protejan a los jóvenes de vivir grandes complicaciones médicas, mentales, emocionales, relacionales y familiares. 

Los trastornos de alimentación que se integran en el manual de diagnóstico estadístico en su quinta versión, y que las personas generalmente reconocen por sus nombres, son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Y cuál es la característica de cada uno de ellos, a continuación se resume.

  • La anorexia nerviosa se caracteriza por un patrón de restricción de alimentos muy significativa, es decir, el consumo de alimentos o lo que se llama consumo calórico es progresivamente menor conforme se agrava el padecimiento. La persona que lo padece se rehúsa a comer, lo cual genera una pérdida de peso importante hasta llegar a diagnósticos de desnutrición en sus diferentes grados. Es posible que en la anorexia existan conductas compensatorias por el miedo que existe de consumir alimentos, por lo que al igual que la bulimia, la persona puede llevar a cabo conductas como ejercitarse demasiado después de comer, tomar laxantes, hacer ayunos y hasta tener vómitos autoinducidos. La diferencia con la bulimia es la restricción calórica, el bajo peso y la distorsión de imagen coporal que hace percibir el cuerpo más grande de lo que verdaderamente está, aún estando por debajo del peso esperado para la edad y talla de la persona. 
  • La bulimia se caracteriza por consumo de alimentos en grandes cantidades en un periodo corto de tiempo, a lo que se le conoce como atracón y se acompaña de conductas compensatorias como el vómito autoinducido, ayunos, uso de laxantes, medicamentos para bajar de peso, ejercicio compulsivo o cualquier medida que le permita eliminar las grandes cantidades de comida. Generalmente la persona con bulimia presenta sobrepeso debido a la significativa ingesta calórica, lo cual refuerza el rechazo de su propia autoimagen. 
  • El trastorno por atracón presenta ingesta de comida en grandes cantidades, una sensación de no poder parar de comer y una marcada insatisfacción con el peso y la imagen corporal. En este caso la persona puede presentar sobrepeso u obesidad, por lo que las complicaciones médicas y emocionales son marcadas. 

 

Es importante mencionar que los trastornos de alimentación tienden a estar acompañados de otras enfermedades como la depresión y la ansiedad, por lo que el malestar interno genera un continuo sufrimiento. A su vez, este tipo de trastornos toman mucho tiempo en ser identificados y tratados, a pesar de que muchas veces las evidencias físicas son muy claras, siendo muy desafortunada la forma en que hoy en día se minimiza y normaliza la importancia de lo estético, estando fuertemente influenciados por mensajes que facilitan las malas prácticas nutricionales como el uso de medicamentos, restricción de alimentos, ayunos o ejercicio compulsivo que pone en riesgo la salud de la persona. En caso de no ser tratados oportunamente, son enfermedades que pueden provocar la muerte prematura en quien lo padece.

 

¿Cómo se pueden prevenir los trastornos de alimentación?

Como se mencionó anteriormente, estas enfermedades están directamente vinculadas con el alimento y la imagen corporal, la búsqueda incesante por buscar un cuerpo que aparentemente fortalezca la autoestima y la aprobación de los demás, siendo ésta una realidad que nunca se alcanza y que alimenta compulsivamente un objetivo que es más de una vivencia interna, una percepción de sí misma (o) muy personal.

Entonces, si se revisa un poco el desarrollo emocional o psicológico de cada persona, será fácil encontrar el camino a través del cual se genera la autopercepción y se incorpora el concepto real del alimento. Por ejemplo, un menor que come compulsivamente, que presenta un sobrepeso y es objeto de burla de sus compañeros o de ternura de parte de los padres, ¿cuáles podrían ser las interpretaciones que el o la menor podrían hacer de estas situaciones contradictorias, cuando al recibir el amor de los padres se aprueba el estilo de alimentación que al mismo tiempo provoca miedo, dolor y otros malestares emocionales al interactuar con su grupo de amigos o compañeros fuera de casa. Por otra parte tenemos el caso de aquellos niños, niñas, preadolescentes, adolescentes, que han aprendido que la imagen es fundamental para obtener reconocimiento o prohibiciones alimentarias severas de las figuras parentales que únicamente son el reflejo de los miedos de los propios adultos. Los juicios sobre vestimenta, sobre lo corporal, sobre la feminidad o la masculinidad. Además de mensajes externos que confirman la importante de ofrecer una imagen agradable o estética que le permita incorporarse al mundo de otros jóvenes fuera de casa. 

Estos ejemplos permiten identificar la importancia de la crianza y lo necesario que resulta que desde casa se fortalezca a los niños y adolescentes ante tales demandas de alimentación y físicas que aparentemente no son suficientes.  Si es posible prevenir pero indispensable actuar a tiempo. 

 

Factores de protección 

  • Promover una alimentación equilibrada, no prohibitiva, de acuerdo a la etapa de desarrollo de la persona y sin asociaciones de alimentos buenos o malos. 
  • Educar para la salud es fundamental. El ejercicio es un medio de interacción con otros, de recreación y de desarrollo de habilidades sociales y emocionales, por lo que tener espacios para ejercitarse y convivir en familia es muy positivo. 
  • ¿Se reconocen los logros?. En ocasiones es más común señalar los errores, poner castigos ante situaciones, actitudes o conductas inadecuadas, pero lo positivo se asume. Es fundamental recordar a los niños y jóvenes sus fortalezas, así como ayudarlos a identificar todo lo bueno en ellos, motivando el desarrollo de habilidades emocionales, sociales e intelectuales. 
  • Evitar juicios asociados al cuerpo, la forma de comer, la vestimenta o gustos en general. Es mejor ser un padre o una madre se acercan a conocer a sus hijos, en lugar de enviar mensajes de que sus elecciones son desagradables.La orientación acompañada de aceptación es siempre mejor que el señalamiento. 
  • La comunicación en familia es muy importante, saber hablar de las emociones debe ser parte de la dinámica diaria. La cercanía emocional con los hijos es un factor de protección muy valioso que los hace figuras cercanas y seguras, y no generadoras de secretos. 

 

Es muy importante estar pendientes de todas aquellas señales que pueden estar evidenciando que algo no está bien con los niños y jóvenes. Los trastornos de alimentación generan muchas señales físicas pero las emocionales no pasan desapercibidas, como el aislamiento, bajo rendimiento escolar, cambios bruscos en el estado de ánimo, pérdida en la capacidad de disfrute, entre otras que nos hacen ver que nuestros seres queridos están pasando por momentos complicados que probablemente no sepan identificar con claridad o no sepan como compartir. 

Si requieres de mayor información o asesoría de cómo atender oportunamente señales de un probable trastorno de alimentación, podemos ayudarte. Comunícate con nosotros y un profesional de la salud estará pendiente de tus dudas. 

 

Mtra. Michele García López

Coordinarora clínica

dr oceanica
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