Rol de la terapia familiar en el tratamiento de trastornos alimenticios
El sistema familiar es considerado el primer grupo social que se tiene y es por eso que es fundamental en el desarrollo emocional de cada persona. Es aquí donde aprendemos a compartir con otros, donde se encuentran las raíces que dan identidad a cada persona, el lugar que nos protege y acoge en momentos de vulnerabilidad, y el espacio donde se encuentran las primeras respuestas de lo que es la aproximación a contextos más grandes como la escuela, la comunidad o la sociedad en general. Por lo que hablando del desarrollo de los trastornos de alimentación, se evaluará la importancia del sistema familiar en el desarrollo del mismo, así como la necesidad rigurosa de su participación en el tratamiento.
De inicio es importante recordar que los trastornos de alimentación, de acuerdo al Manual de Diagnóstico Estadístico de Trastornos Mentales (2022), son una alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con la alimentación, que lleva a una afectación en el consumo o en la absorción de alimentos y que causa un deterioro significativo en la salud física o el funcionamiento de las diferentes áreas de vida, además de estar asociado en todo momento a malestar con el cuerpo o imagen corporal.
Los trastornos de alimentación que tienen mayor presencia en la población, son la Anorexia Nerviosa, Bulimia Nerviosa y el Trastorno por Atracón, siendo el primero el que tiene mayor tasa de mortalidad por las complicaciones médicas graves que surgen asociado a la restricción severa de la ingesta de alimentos. Y para diferenciarlos con más claridad, se describen, a continuación, de manera breve, sus características:
- La anorexia nerviosa hace referencia a aquella persona que decide restringir o limitar en exceso el consumo de alimentos, la ingesta calórica es mínima, provocando una baja de peso significativa. Además de la restricción alimentaria, que tiene la intención de bajar de peso, existe una distorsión de la autopercepción, por lo que insiste en bajar de peso a pesar de encontrarse en el mínimo indispensable de acuerdo a la estatura, etapa de vida y peso. En la anorexia, también se pueden presentar conductas compensatorias por el alimento consumido, a pesar de ser mínimo, por lo que llevan a cabo conductas como ejercicio compulsivo, uso de laxantes, enemas, y en ocasiones vómito autoinducido
- La builimia nerviosa, hace referencia a la presencia de atracones o consumo de alimentos en grandes cantidades, en un periodo corto de tiempo, que posteriormente lleva a la persona a compensar la alta ingesta calórica con vómito autoinducido, ejercicio compulsivo, ayunos o uso de laxantes. En este caso, es común que el peso se ubique en sobrepeso e incluso obesidad, por lo que el desagrado con la imagen corporal se ve exacerbado.
- En el trastorno por atracón, la presencia de atracones es lo que lo caracteriza, por lo que la ingesta de grandes cantidades de comida en un periodo corto de tiempo, es el patrón que se identifica. Existe malestar corporal, diagnósticos nutricionales desfavorables como sobrepeso y obesidad, además de las complicaciones médicas asociadas.
Los tres tipos de trastornos de alimentación generan un malestar emocional significativo y generalmente están asociados a cuadros depresivos y ansiedad. También es importante mencionar que el porcentaje de personas que se atiende es muy bajo, debido a la normalización y glorificación que se da en el contesto familiar y social a lo estético y delgado, lo cual promueve el desarrollo del trastorno más que prevenirlo.
El rol de la familia en el desarrollo del TCA
Como se mencionó anteriormente, la familia es el primer grupo social en que la persona se desarrolla, el primer contacto con un otro que tiene una participación muy importante en el desarrollo emocional y en la percepción que desarrolla cada uno de sí mismo. Es en la familia donde se empiezan a vivir las diferentes emociones ante determinadas situaciones, donde se aprende lo que son las relaciones interpersonales, se desarrolla el afecto al otro, siendo el lugar base donde nos construimos como personas. Y si esto es así, podríamos identificar aquellas situaciones en las que dentro del sistema familiar existen expectativas altas y rígidas, demandas de evadir lo emocional o mensajes explícitos e implícitos de lo que se debe de lograr en lo físico, profesional o relacional, para ser aceptado, amado o simplemente formar parte del “código familiar”. Este grupo de referencia para las personas puede, desde temprana edad, estar enviando mensajes equivocados o trasladando conflictos emocionales a otros miembros, que realmente no corresponden a su desarrollo. Historias en donde se escucha que el conflicto es la normalidad, en donde existe una estricta disciplina centrada en el éxito, en donde se desacreditan lo que se percibe como pequeños logros cuando para una persona pueden ser grandes cambios.
Se puede mencionar también que, de acuerdo a datos estadísticos que identifican la adolescencia como una etapa de riesgo para el desarrollo de los trastornos de alimentación, es en la familia donde los padres acompañan a sus hijos a enfrentar los grandes retos que esta etapa representa para todos. Se habla de cambios físicos, activación hormonal que lleva a emocionalidades intensas, la integración a grupos de pertenencia, retos escolares, proceso de desarrollo de identidad, entre tantos otros temas emocionales y de pensamiento que enfrentan los jóvenes. Por lo que el sistema familiar se convierte en ese espacio de resguardo que puede atender y acompañar en las diferentes dificultades, pero esto no siempre sucede así desafortunadamente.
El trastorno de alimentación, particularmente en la etapa de adolescencia, se convierte en un mecanismo para sobrellevar estamos emocionales complicados y una profunda inseguridad respecto al reto que representa la integración y aceptación al exterior. ¿Qué pasa si en tu sistema familiar de origen no has sentido el respaldo o reconocimiento de quién eres y tu valía?, se buscará entonces controlar dicha dificultad en miradas externas que deberán evaluar “las fortalezas”, que generalmente están centradas en sobresalir física y relacionalmente. Sin embargo, nunca es suficiente porque la herida no logra sanar con facilidad y es en el núcleo donde se generó, el espacio donde idealmente se debe resignificar. Es por ello que el tratamiento de los trastornos de alimentación requieren intervenciones especializadas que atiendan las dificultades médicas que ponen en riesgo a la persona, acompañando en todo momento de un proceso terapéutico que ayude a la o el paciente a encontrar ese nuevo significado en sí mismo.
El rol de la familia en el tratamiento de los TCA
Una parte muy importante del tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria, es la integración de la familia. Particularmente la familia de origen, padres de familia, hermanos, o los cuidadores directos, esto en caso de adolescentes y familia nuclear (pareja e hijos) y familia de origen en personas adultas o adultas jóvenes.
Pero, ¿por qué es tan importante la presencia de la familia?, la respuesta es que si se considera que esta enfermedad se gesta en estos primeros vínculos y el desarrollo en el sistema familiar de origen, es importante dar un significado diferente a los estilos de relación , roles, patrones disfuncionales de relación, pérdidas e incluso antecedentes hererdofamiliares, así como heridas emocionales que han generado un dolor crónico difícil de resolver y que se manifiesta a través del daño de la conducta alimentaria malsana.
A su vez, la familia constituye una red de apoyo cercana, y es indispensable que reciban psicoeducación y alternativas sanas de afrontamiento ante la enfermedad en casa. Lo anterior habla de la necesidad de estar informados de cómo funciona el TCA, pero también conocer y encontrar nuevos canales de comunicación y herramientas de solución de conflicto que favorezcan la recuperación conjunta.
En Oceánica, la familia es muy importante, y contamos con un programa específico que ofrece herramientas psicoeducativas, talleres y un acompañamiento continuo que promueve un nuevo estilo de convivencia desde la salud y la recuperación. Así que, si quieres ser parte de este camino, comunícate con nosotros.
Mtra. Michele García López
Coordinadora Clínica
Oceánica