Los deseos mueven el mundo y crean nuevas necesidades
En un mundo tan complejo y sofisticado como el de ahora, todo se puede convertir en un detonador que despierta la necesidad y provoca un deseo incontrolable por tener y conseguir los antojos provocados por la sobre estimulación de los sentidos en todos los medios sociales que existen.
Así, el impuso del querer tener lo que se vende, se presume o simplemente se encuentra anunciado, se convierte en un apetito insaciable que solo busca el deleite inmediato. Estos deseos, pueden ser desde una simple golosina, otro par de zapatos nuevos, hasta llegar al exceso del uso de fármacos o del alcohol entre muchos otros más.
No importa si el detonante es una persona, un objeto, un lugar o simplemente una situación específica que provoca algún sentimiento u emoción. El resultado siempre crea un sentir de urgencia por conseguir aquello que se cree se necesita.
A raíz de este sentir, surgen pensamientos que confunde a la persona. La mente insiste que ya sea, no pueda vivir sin esto, o aquello… O, podría ser que surge la falsa creencia que para poder pasar alguna situación determinada se necesita…. Por el otro lado, también se cree que si uno se toma…. puede ser más valiente, más interesante, menos sensible etc. Sin querer, la persona se convierte en prisionero de sus propios pensamientos, creando caprichos irracionales que conllevan a introducir adicciones.
En muchas ocasiones, la persona puede sentir que su deseo es como una tentación imposible de controlar. En otras situaciones, se puede aludir a esta misma necesidad, como la compulsión o necesidad física, la cual implora a gritos internos el uso de sustancias toxicas o de comportamientos destructivos.
En un abrir y cerrar de ojos cualquier persona y sin realmente querer, se puede convertir en una víctima y quedar atrapada en una telaraña de pensamientos, actitudes y creencias intoxícas, creadas por el simple condicionamiento clásico*, donde un estímulo, crea una respuesta y esa respuesta crea una necesidad.
Debido a que los detonadores son influencias o creencias que surgen del medio ambiente donde cada persona se desenvuelve, entonces se puede decir que es posible aprender a controlar estos caprichos o deseos creados.
¿Cómo se puede controlar los detonadores de las adicciones?
1. Identifica quien y que te invita, sugiere o impulsa a querer aquello que te causa adición.
2. Describe concretamente cuando y como eres más vulnerable al antojo.
3. Reconoce y ubica los lugares y las personas que te detonan tus caprichos y tus adicciones.
4. Escribe que comportamientos te llevan a actuar sin control.
5. Registra objetivamente las consecuencias que te crean tus comportamientos.
6. No te juzgues, ni te tengas lastima; solo analiza y haz consiente tus pensamientos.
7. Aléjate de todo aquello que no puedas controlar, evita lugares, personas y situaciones que te compliquen o te motiven a hacer aquello que te provoca tentación.
8. Aprende a decir NO. Libérate de la culpa y los pretextos.
9. Cambia de amistades si es necesario, júntate con personas que tengan mejores hábitos y sean influencia positiva.
10. Apóyate de grupos dedicados a fortalecer acciones sanas, positivas y sobrias.
Desde luego que todo lo que se acaba de mencionar suena mucho más fácil de lo que en realidad es. Muchas veces uno hace cosas que ni siquiera las puede registrar conscientemente y por lo mismo es difícil poderlas controlar.
Querer una buena vida, mejorar la calidad de la manera propia de vivir, es una tarea que requiere compromiso, responsabilidad y sobre todo conciencia. Toda persona que quiera vivir mejor puede. Ya que el mismo deseo que puede llevar a la perdición, puede ser el mismo que motive a buscar una mejor vida.
Tener deseos, sentir tentaciones y ver los detonadores es una cuestión natural, caer en ellos no es símbolo de debilidad o fracaso, es simplemente recordar que uno es humano y que estar sobrio es un compromiso personal para toda la vida.
Si necesitas ayuda, en Clínica Oceánica en Mazatlán, Sinaloa, México tiene distintos programas que te pueden ayudar. Nunca estas solo y siempre encontraras una mano amiga que te apoye cuando tú estés dispuesto a mejorar tu vida. Si se puede, solo debes de querer.