Adicción a opioides recetados (oxicodona, hidrocodona)
Durante años, los opioides recetados como la oxicodona y la hidrocodona fueron considerados una herramienta eficaz para aliviar el dolor. Sin embargo, lo que comenzó como un tratamiento médico legítimo se ha convertido en una de las crisis de salud más graves de nuestro tiempo: la adicción a opioides recetados.
En este artículo explicaremos qué son los opioides, cómo actúan en el cuerpo, por qué generan adicción, sus efectos físicos y psicológicos, y cuáles son las fases del tratamiento que permiten una recuperación real.
¿Qué son los opioides recetados?
Los opioides son medicamentos derivados del opio o sintetizados químicamente para imitar su efecto. Están diseñados para aliviar el dolor moderado a intenso, actuando directamente sobre los receptores del cerebro encargados de procesar la sensación de dolor y el placer.
Entre los opioides recetados más comunes se encuentran:
- Oxicodona (comercializada como OxyContin o Percocet).
- Hidrocodona (Vicodin, Norco, Lortab).
- Morfina.
- Codeína.
- Fentanilo, en sus presentaciones médicas controladas.
Estos medicamentos son útiles cuando se utilizan correctamente y bajo supervisión médica. El problema surge cuando se prolonga su uso, se incrementa la dosis sin control o se consumen fuera de indicación médica.
Cómo actúan los opioides en el cerebro
Cuando una persona toma oxicodona o hidrocodona, la sustancia se une a los receptores opioides mu del cerebro, la médula espinal y otros órganos. Esta unión reduce la percepción del dolor y, al mismo tiempo, genera una sensación de bienestar y relajación.
El cerebro interpreta esa sensación placentera como una “recompensa”, lo que refuerza el deseo de volver a consumir. Con el tiempo, el sistema nervioso se adapta a la presencia constante de la droga, y para lograr el mismo efecto se necesita una dosis cada vez mayor: este fenómeno se conoce como tolerancia.
Cuando el cuerpo se acostumbra a funcionar con opioides y se interrumpe su uso, aparecen intensos síntomas físicos y emocionales de abstinencia, lo que marca el inicio de la dependencia y la adicción.
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Diferencia entre uso, abuso y adicción
No todas las personas que toman opioides desarrollan adicción, pero el riesgo aumenta con el tiempo y el uso inadecuado. Es importante distinguir tres etapas:
- Uso terapéutico: el medicamento se toma conforme a la receta, con dosis controladas y bajo supervisión médica.
- Abuso: la persona comienza a consumir el medicamento de forma distinta a la indicada (más dosis, con mayor frecuencia o sin receta).
- Adicción: el consumo se vuelve compulsivo, con pérdida de control, necesidad constante de la sustancia y deterioro de la vida personal, familiar o laboral.
El paso del uso al abuso puede ser gradual y difícil de notar. Muchas personas que hoy enfrentan una adicción a opioides recetados comenzaron tomándolos por un dolor legítimo.
Señales de adicción a opioides recetados
Reconocer la adicción a la oxicodona o la adicción a la hidrocodona a tiempo puede marcar la diferencia entre la recuperación y una crisis grave. Algunas señales de alerta incluyen:
- Necesidad de aumentar la dosis para sentir el mismo alivio.
- Preocupación excesiva por conseguir la siguiente dosis o receta.
- Mentir o visitar varios médicos para obtener más medicamentos (“doctor shopping”).
- Cambios en el estado de ánimo: irritabilidad, ansiedad o depresión.
- Somnolencia, lentitud al hablar o falta de concentración.
- Descuidar responsabilidades familiares, laborales o personales.
- Síntomas de abstinencia al suspender el medicamento (sudoración, dolor muscular, náuseas, insomnio).
Si varias de estas señales están presentes, es momento de buscar ayuda profesional.
Efectos del consumo prolongado de opioides
Los opioides recetados actúan sobre el sistema nervioso central, por lo que su uso prolongado puede causar daños físicos y psicológicos importantes:
Efectos físicos:
- Estreñimiento crónico.
- Náuseas y vómitos.
- Problemas respiratorios.
- Pérdida de apetito y peso.
- Disfunción sexual y alteraciones hormonales.
- Tolerancia y dependencia física.
Efectos psicológicos y emocionales:
- Depresión y ansiedad.
- Cambios bruscos de humor.
- Dificultad para concentrarse.
- Aislamiento social.
- Pérdida de interés en actividades cotidianas.
El consumo continuado altera el sistema de recompensa del cerebro, haciendo que las cosas que antes producían placer (como la familia, el trabajo o los hobbies) pierdan su valor frente al deseo de consumir.
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Riesgos del abuso de oxicodona e hidrocodona
Los riesgos del abuso de opioides recetados son altos, especialmente cuando se mezclan con alcohol, benzodiacepinas o antidepresivos. Entre los peligros más comunes se encuentran:
Sobredosis: la respiración se vuelve lenta o se detiene, provocando hipoxia cerebral y muerte.
- Daño hepático y renal.
- Trastornos del sueño y del estado de ánimo.
- Caídas, accidentes y pérdida de coordinación.
- Dependencia severa y síndrome de abstinencia agudo.
Una sobredosis de oxicodona o hidrocodona puede presentarse incluso en personas que han tomado la dosis equivocada por accidente. Los síntomas incluyen respiración lenta, piel fría, pérdida de conciencia y pupilas muy contraídas. En esos casos, buscar atención médica inmediata es vital.
Síndrome de abstinencia: lo que ocurre al dejar los opioides
Cuando el cuerpo ya depende de los opioides, dejar de consumirlos sin ayuda médica provoca una respuesta intensa del sistema nervioso. Los síntomas pueden iniciar entre 6 y 12 horas después de la última dosis y alcanzar su punto máximo en las primeras 48 horas.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran:
- Dolor muscular, sudoración y escalofríos.
- Náuseas, vómitos y diarrea.
- Ansiedad, irritabilidad e insomnio.
- Latidos acelerados y presión arterial alta.
- Deseo incontrolable de volver a consumir (craving).
Aunque estos síntomas no suelen ser mortales, son tan intensos que muchas personas recaen para aliviarlos. Por eso, la desintoxicación médica supervisada es el primer paso esencial para romper el ciclo.
Tratamiento para la adicción a opioides recetados
Superar la adicción a opioides recetados requiere más que fuerza de voluntad. Es un proceso que debe abordarse desde lo médico, psicológico y social. Un tratamiento integral ayuda no solo a eliminar la droga del cuerpo, sino también a transformar los hábitos y las emociones que sostienen la adicción.
Entre los métodos más eficaces se incluyen:
- Desintoxicación médica supervisada: control de los síntomas de abstinencia mediante medicamentos seguros (como buprenorfina o metadona).
- Terapia cognitivo-conductual: ayuda a modificar los pensamientos y comportamientos asociados al consumo.
- Terapia familiar: mejora la comunicación y el apoyo emocional del entorno.
- Reeducación emocional: permite desarrollar nuevas formas de manejar el dolor, el estrés y las emociones sin recurrir a sustancias.
- Prevención de recaídas: estrategias y herramientas prácticas para mantener la sobriedad a largo plazo.
Fases del tratamiento
- Evaluación y diagnóstico: comprender la historia clínica y los patrones de consumo.
- Desintoxicación: eliminación controlada de la sustancia con apoyo médico.
- Tratamiento residencial o intensivo: abordaje psicológico y médico integral.
- Rehabilitación ambulatoria: acompañamiento en la vida cotidiana con seguimiento profesional.
- Reinserción y seguimiento: herramientas de autocuidado y prevención de recaídas.
Cada fase fortalece tanto el cuerpo como la mente, guiando al paciente hacia una vida libre de adicciones.
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La adicción a opioides recetados no solo afecta a quien la padece, sino también a su entorno familiar y social. Reconocer el problema es el primer paso hacia la recuperación.
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Cada plan de recuperación se adapta a las necesidades de la persona, enfocándose en su bienestar físico, mental y emocional.
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