Distimia: Una depresión larga y silenciosa
La distimia, también llamada trastorno depresivo persistente, es una condición con una larga evolución que afecta el estado de ánimo como lo dice su nombre de manera prolongada, causando una tristeza constante que interfiere en la calidad de vida de quien la padece.
Aunque sus síntomas suelen ser menos intensos que los de la depresión mayor, su duración y persistencia la convierten en una enfermedad considerada como debilitante. Intentaremos entender y comprender su definición, factores de riesgo, impacto y estrategias de manejo, con el objetivo de educar sobre su importancia y efectos dentro de quienes la padecen.
¿Qué es la distimia?
Si consultamos al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, la distimia se caracteriza por un estado de ánimo deprimido presente durante la mayor parte del día, más días de los que no se presenta, durante al menos dos años en adultos o un año en los niños y adolescentes. Quienes lo padecen también pueden experimentar síntomas como son la baja autoestima, fatiga, dificultad para concentrarse y alteraciones del sueño o el apetito. Esta enfermedad se considera particularmente desafiante debido a su curso prolongado y su alta probabilidad de convertirse en incapacitante si no se trata oportunamente.
Relevancia
Esta enfermedad afecta aproximadamente al 1.7% de la población en América Latina y el Caribe, según la Organización Panamericana de la Salud. En países como Estados Unidos, se estima que afecta a 1.35 personas por cada 25 habitantes.
Igualmente se sabe que, el impacto de esta enfermedad varía según el contexto socioeconómico del que estemos hablando. Por ejemplo, en comunidades con acceso limitado a recursos de salud mental, quienes la padecen suelen enfrentar barreras significativas para recibir un diagnóstico adecuado y consecuentemente un tratamiento oportuno. Esto nos hace darnos cuenta y nos resalta la necesidad de iniciativas comunitarias que promuevan la salud mental para su educación y faciliten igualmente el acceso a servicios especializados.
Factores de riesgo
Numerosos factores pueden contribuir al desarrollo de la distimia, incluyendo elementos genéticos, ambientales y psicológicos. Dentro del ámbito familiar, se ha identificado que la desatención de los padres, los conflictos entre pareja y la violencia intrafamiliar aumentan significativamente el riesgo de esta enfermedad en los adolescentes. Además, eventos importantes negativos, como la pérdida de un ser querido o problemas económicos graves, también se consideran como factores importantes. Por ejemplo, un estudio reveló que el 20% de los adolescentes expuestos a violencia familiar desarrollaron este trastorno.
Dentro del entorno escolar, el acoso y la exclusión de los grupos sociales pueden actuar como desencadenantes de este tipo de padecimiento. Niños y adolescentes que enfrentan estas situaciones a menudo desarrollan una percepción negativa de sí mismos y del mundo que los rodea, incrementando de esta manera su vulnerabilidad. Igualmente, la falta de apoyo emocional en el ámbito académico puede amplificar los sentimientos de aislamiento y desesperanza en estas personas.
Su impacto dentro de la vida diaria
La distimia es una enfermedad que afecta múltiples aspectos de la vida de los pacientes. En el ámbito académico y laboral, quienes padecen de este mal pueden mostrar un bajo rendimiento debido a la falta de concentración y energía que presentan. Sus relaciones interpersonales también se ven afectadas, ya que la irritabilidad y la tristeza constante dificultan las interacciones sociales. Además, la distimia puede estar acompañada incluso de otros trastornos psiquiátricos como es la ansiedad, el abuso de sustancias o alteraciones en su conducta.
Es importante destacar que el impacto de la distimia no se limita solo a quien la padece. Los familiares de los pacientes también experimentan problemas y tensiones significativas, ya que estos a menudo enfrentan dificultades para comprender y manejar los síntomas y manifestaciones de esta enfermedad. Esto puede llevar a un ciclo de incomprensión y conflicto que exacerba la condición de quien la padece y afecta de esta manera la dinámica familiar.
Su abordaje y que hacer al respecto
El tratamiento de la distimia incluye una combinación de intervenciones, siendo estas farmacológicas y psicoterapéuticas. Los antidepresivos, son efectivos para reducir los síntomas descritos anteriormente. La terapia cognitivo-conductual, por otro lado, ayuda a quienes la padecen a identificar y modificar patrones de
pensamiento negativos. Además, aquí el apoyo familiar es esencial para mejorar el pronóstico. Las intervenciones deben ser integrales y deben de ser adaptadas a las necesidades específicas de quien la padece.
Un enfoque que se puede considerar novedoso en el tratamiento de la distimia es la terapia basada en la aceptación y el compromiso, que busca ayudar a quienes la padecen a aceptar sus emociones negativas en lugar de intentar eliminarlas, permitiéndoles de esta manera a comprometerse con valores y objetivos significativos. Este enfoque ha mostrado resultados prometedores en el manejo de la distimia.
La importancia de su detección temprana
La detección temprana de la distimia es algo crucial para prevenir complicaciones graves, como es el riesgo de suicidio. En los adolescentes, los síntomas de la distimia pueden confundirse con los cambios emocionales que se cursan durante la edad, lo cual retrasa su diagnóstico y el tratamiento. Por ello, aquí es fundamental que los padres, educadores y profesionales de la salud estén atentos a los signos de alarma y promuevan evaluaciones psicológicas oportunas.
Es importante desempeñar campañas para concientizar de manera pública esta enfermedad. Al educar a la población sobre los síntomas y las implicaciones de la distimia, se puede reducir de esta manera el estigma asociado con los trastornos mentales y fomentar la búsqueda de ayuda profesional. Estas campañas deben dirigirse a comunidades escolares, laborales y de atención primaria para maximizar de esta manera su alcance.
Lo que debemos de tener en cuenta
La distimia es una condición que es poco diagnosticada y que requiere atención urgente debido al impacto significativo en la vida de quienes la padecen.
Incrementar la conciencia pública y la capacitación de los profesionales de la salud es algo esencial para mejorar la detección y el manejo de esta enfermedad. Con un tratamiento adecuado y apoyo social, las personas con distimia pueden llevar una vida más plena y funcional.
Es algo importante reconocer que la distimia no define a quienes la padecen. Con el enfoque correcto, los pacientes pueden aprender a manejar sus síntomas y recuperar un sentido de propósito al igual que de bienestar. La colaboración entre profesionales de la salud, educadores y familias es fundamental para construir un entorno de apoyo que de esta manera permita a los individuos superar los desafíos asociados con este trastorno.