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Guía para prevenir trastornos alimenticios tras el tratamiento

Guía para prevenir trastornos alimenticios tras el tratamiento

La recuperación de una adicción o problema emocional es un camino lleno de aprendizajes y desafíos. Uno de los aspectos menos hablados —pero igualmente importantes— es la relación con la comida después del tratamiento. En muchos casos, al dejar atrás una adicción, pueden surgir nuevas formas de evasión emocional, y una de las más frecuentes es el uso de la alimentación como escape. Por eso, queremos ofrecerte esta guía para prevenir trastornos alimenticios tras el tratamiento, un recurso cercano y práctico para acompañarte en esta etapa tan importante.

¿Por qué es común desarrollar problemas alimenticios después del tratamiento?
Cuando una persona finaliza un tratamiento por adicción, trastorno emocional o trauma, su cuerpo y mente comienzan un proceso de reajuste. En ese periodo, es frecuente buscar otras formas de lidiar con el estrés, la ansiedad o el vacío que antes se “anestesiaba” con sustancias o comportamientos compulsivos.

La comida puede convertirse, sin que nos demos cuenta, en una nueva vía de escape. Comer en exceso para calmar la ansiedad, evitar comer como forma de controlar el entorno, o desarrollar reglas rígidas sobre los alimentos, son señales de alerta.
Además, si durante el tratamiento se produjo un cambio importante en el cuerpo (como aumento o pérdida de peso), pueden aparecer pensamientos obsesivos relacionados con la imagen corporal.

Señales de alerta a tener en cuenta
Estar atentos a ciertos comportamientos puede ayudarte a detectar a tiempo si tú o un ser querido están desarrollando una relación poco saludable con la comida. Algunas señales importantes son:

· Contar obsesivamente las calorías o restringir grupos de alimentos
· Comer en secreto o con culpa
· Uso de laxantes, vómito inducido o ayunos extremos
· Preocupación constante por la imagen corporal
· Cambios bruscos de peso sin razón médica aparente
· Alternar entre atracones y dietas estrictas

Si notas algunas de estas señales, no lo ignores. La detección temprana puede marcar una gran diferencia.

Cómo construir una relación saludable con la comida en la recuperación
La comida no es el enemigo, ni una forma de escape. Es una fuente de energía, placer y conexión con el cuerpo. Aprender a verla de esta forma lleva tiempo, pero es posible. Aquí te compartimos algunas recomendaciones prácticas para prevenir trastornos alimenticios en la etapa posterior al tratamiento:

1. Evita extremos y dietas rígidas
Después de un proceso terapéutico, es común querer “recuperar el control” de muchas áreas de la vida, incluida la alimentación. Sin embargo, aplicar reglas estrictas como eliminar completamente el azúcar, evitar las grasas o hacer ayunos prolongados puede ser contraproducente. El equilibrio es más importante que la perfección.

Una alimentación saludable no se trata de prohibir, sino de aprender a escuchar al cuerpo y darle lo que necesita de manera consciente.

2. Practica la alimentación consciente
También conocida como mindful eating, esta técnica consiste en prestar total atención al momento de comer: saborear, masticar lentamente, observar las sensaciones corporales y reconocer el hambre emocional del hambre física. Esta práctica ayuda a reconectar con el cuerpo, a reducir los atracones y a disfrutar de la comida sin culpa.

Un buen ejercicio es preguntarte antes de comer:
¿Tengo hambre física o emocional?
¿Qué emoción estoy sintiendo en este momento?
¿Puedo cuidarme de otra forma?

3. Acepta tu cuerpo en evolución
El cuerpo cambia, sobre todo después de atravesar un tratamiento intensivo. La clave está en desarrollar una relación de respeto con él, más allá de su tamaño o forma. La aceptación corporal no significa “renunciar” al autocuidado, sino dejar de castigarse por no encajar en ciertos estándares.
Hablar con amabilidad sobre tu cuerpo, elegir ropa que te haga sentir cómodo/a y evitar compararte con otros son pasos fundamentales para prevenir pensamientos dañinos.

4. Rodéate de mensajes positivos
Vivimos en un entorno donde las redes sociales y los medios promueven constantemente cuerpos ideales y dietas milagrosas. Filtra lo que consumes: sigue cuentas que promuevan la salud integral, el amor propio y la diversidad corporal. Tu entorno digital también influye en tu bienestar.

5. Mantén el acompañamiento terapéutico
Salir de un tratamiento no significa que el trabajo emocional haya terminado. Muchas veces, el verdadero reto comienza después. Contar con una red de apoyo, ya sea con terapeutas, grupos de seguimiento o espacios de escucha, puede ayudarte a procesar emociones sin recurrir a la comida como vía de escape.
No dudes en pedir ayuda si notas que tu relación con la comida se está volviendo conflictiva. Buscar apoyo es un acto de valentía.

 

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Alimentación y emociones: una conexión profunda
La comida no solo nutre el cuerpo, también toca aspectos emocionales, culturales y afectivos. Aprender a manejar las emociones sin recurrir al consumo compulsivo de alimentos (o su restricción) es parte del crecimiento emocional que se trabaja en la etapa de postratamiento.
Identificar los detonantes emocionales que te llevan a comer (ansiedad, soledad, aburrimiento, tristeza) es clave. Una vez que los reconoces, puedes explorar otras formas de autocuidado como meditar, escribir, caminar o simplemente pedir apoyo.

¿Qué hacer si ya identificaste un patrón alimenticio problemático?
Si notas que estás usando la comida como forma de evasión, o que te sientes mal después de comer, es importante no juzgarte. La autocrítica solo alimenta el ciclo de culpa y desconexión. En lugar de eso:

· Habla con un profesional: Psicólogos especializados en conducta alimentaria pueden ayudarte a entender lo que está detrás de esos comportamientos.
· Cuida tu lenguaje interno: Cambia frases como “no tengo fuerza de voluntad” por “estoy atravesando un momento difícil y merezco apoyo”.
· Busca redes de apoyo: No tienes que hacerlo solo/a. El acompañamiento puede marcar la diferencia.

El papel de los centros especializados en la prevención de trastornos alimenticios
Un centro que trabaja desde una visión integral del ser humano no solo se enfoca en la desintoxicación o el tratamiento de una adicción específica, sino también en la salud mental y emocional del paciente a largo plazo.

En Oceánica México, el equipo clínico comprende que la relación con la comida puede volverse compleja tras el tratamiento. Por eso, incluyen estrategias de alimentación consciente, acompañamiento nutricional y apoyo psicológico especializado, todo dentro de un entorno respetuoso y humano. Si estás en esta etapa de recuperación y buscas una guía segura y compasiva, acércate a Oceánica México, donde encontrarás un modelo de atención integral y personalizado.
Recordar que prevenir es parte del tratamiento. Estar atento a cómo evoluciona tu relación con la comida es una forma de proteger tu proceso de sanación.

Fases del tratamiento: el paso a paso de la recuperación
Entender las etapas de un tratamiento de rehabilitación ayuda a tener claridad y confianza durante el proceso. A continuación, te explicamos brevemente las fases más comunes:

· Evaluación inicial: Se realiza un diagnóstico médico y psicológico para conocer la situación del paciente y diseñar un plan de atención personalizado.
· Desintoxicación: Supervisada por profesionales, esta etapa se centra en eliminar las sustancias del cuerpo y estabilizar al paciente.
· Rehabilitación emocional y conductual: A través de terapias individuales, grupales y familiares, se abordan las causas del consumo y se desarrollan nuevas habilidades emocionales.
· Reinserción social: Se prepara al paciente para su regreso a la vida cotidiana, fortaleciendo su autonomía, vínculos y estrategias de autocuidado.
· Seguimiento y prevención de recaídas: Una vez egresado, el paciente cuenta con espacios de acompañamiento para mantener su proceso y prevenir retrocesos.

Cuidarte también implica cuidar tu alimentación y tu relación contigo mismo. Si estás en una etapa posterior al tratamiento y quieres seguir creciendo con herramientas que te fortalezcan emocional y físicamente, recuerda que no estás solo/a.

Confía en centros que trabajen desde el respeto y la comprensión integral del ser humano, como Oceánica México, donde cada paso de tu recuperación cuenta y se acompaña con profesionalismo y empatía.

Doctor Carlos
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