El ser humano es una criatura social por naturaleza. Vivimos en grandes ciudades, en pequeños pueblos o comunidades, pero siempre acompañados porque la ayuda entre nosotros es indispensable para sobrevivir. Para poder cubrir cada una de nuestras necesidades requerimos de la participación de miles de personas más, no importa si interactuamos con ellas de manera directa o indirecta.
Cuando vemos un tornillo no pensamos en todo el esfuerzo y los siglos de avances científicos y tecnológicos que representa algo tan insignificante como ese pedazo de metal con cuerda. Miles de años de experimentación con metales; la invención de los motores y el proceso que los llevó hasta los poderosos motores de diésel que mueven los camiones que transportan los tornillos; el proceso de minería; el cultivo de la comida que llega a los platos de todos los trabajadores de los procesos de producción, elaboración, distribución y venta de tornillos, y un sinfín de posibilidades y de trabajos que se relacionan para hacer cada cosa posible. Todo el mundo está relacionado entre sí, en un nivel u otro.
Sin duda el sistema más sólido de organización que tenemos en la sociedad es la familia. Pero los entornos familiares y sociales inadecuados pueden provocar que las personas no aprendan a desenvolverse en relaciones favorables; sino por el contrario en relaciones llenas de adicciones, violencia y codependencia. No importa el esquema de familia que tengamos, las familias están constituidas de diferentes formas y cada una funciona de forma diferente a las demás, pero en todas están presentes una serie de sentimientos que las ayudan a permanecer unidas.
Las adicciones en el entorno familiar y social son uno de los grandes detonantes de la codependencia. La violencia familiar, la esquizofrenia y la neurosis son desordenes que se relacionan directamente con la aparición de la codependencia, ya que facilitan que una persona distorsione su visión acerca de otra y se permita establecer una relación enfermiza.
Muchas personas que son codependientes no muestran síntomas del trastorno sino hasta que forman una familia o establecen relaciones de pareja estando fuera del entorno del que aprendieron a ser aprensivos y codependientes es que son libres de reproducir sus conductas y establecer relaciones destructivas.
Por esta razón es importante que el tratamiento para los que padecen este trastorno sea integral e incluya a su familia y círculos más íntimos. De esta manera se tratan no sólo a los pacientes, sino lo que en conjunto lo originó, y se evita que la conducta aparezca en otras personas que conviven e interactúan con el paciente y su familia.
La persona codependiente no necesariamente tiene que presentar alguna otra adicción. A veces el contacto con personas adictas los lleva a generar este trastorno. Los síntomas de la codependencia son tanto físicos como psicológicos, por ejemplo: alcoholismo, patrones de conducta e ideas disfuncionales, perfeccionismo, conductas que tratan de controlar los actos de los demás, culpa por las decisiones de otras personas, búsqueda de aprobación de otras personas, vómito, diarrea, gastritis, dolores de espalda, estrés y vergüenza, entre otros, pero uno de los principales problemas son las relaciones destructivas.
Ya hemos hablado de que la mayoría de los codependientes no muestra síntomas ni desarrollan relaciones violentas sino hasta que comienzan a entablar relaciones amorosas. Pero hay una serie de patrones en las familias que muestran que uno o varios de sus integrantes padecen esta enfermedad. Una familia en la que las relaciones y la comunicación se van perdiendo, hará que progresivamente sus conductas se vayan deteriorando y esto dificilita percatarse cuando alguno de sus miembros padece este trastorno.
Dentro de un medio de conductas disfuncionales es difícil percatarse de una conducta tóxica, se complica saber cómo se crearon sus dinámicas y encontrar desde qué miembro se han establecido, los niños reproducen este tipo de conducta y son más propensos a desarrollar relaciones destructivas cuando decidan involucrarse sentimentalmente con alguien fuera de su entorno familiar. Por eso es importante acudir con un experto en cuanto se presente alguno de los síntomas de la codependencia.
Muchos diagnósticos de las personas codependientes son erróneos. Es muy común que este tipo de personas busque ayuda con profesionales, pero muchas veces son diagnosticados erróneamente y su problema se le atribuye a depresión, déficit de atención, estrés o algún otro tipo de desorden en el que encajen sus síntomas.
La depresión, el estrés y las adicciones constituyen por si mismas una enfermedad, pero en el caso de las personas con conductas codependientes son sólo un síntoma. Esto complica mucho el tratamiento si no es recibido a tiempo, ya que la persona no sólo está lidiando con un trastorno, si no con un problema en el que algunos de los síntomas son enfermedades.
El tratamiento de la codependencia regularmente se da en una combinación de asistencia a grupos de autoayuda y psicoterapia, aunque existen clínicas en las que se trata de manera diaria y constante al paciente más afectado, mientras se programan sesiones con la familia para tratar el problema de raíz y que así las familias puedan desarrollarse plenamente como individuos y como núcleo. Es muy importante que el paciente ponga todo de su parte para curarse, pero sin apoyo es imposible.
En Oceánica contamos con las instalaciones necesarias y el personal calificado para tratar este tipo de trastorno. Ven, acércate con tu familia y si el tratamiento es para alguno de tus seres queridos, tampoco dudes en llamarnos o dejarnos un mensaje en nuestro chat, inmediatamente uno de nuestros especialistas te ayudará para que encuentres una solución. La codependencia es tratable con un tratamiento adecuado y oportuno. Ven con nosotros y mejora tu persona y tus relaciones.