LA IMPORTANCIA DE CONOCER Y DETECTAR UNA “PATOLOGÍA DUAL”

 

Se utiliza el término “patología dual” a la concurrencia en un mismo individuo de, por lo menos, un trastorno por consumo de sustancias y otro trastorno psiquiátrico (p. ej. Depresión Mayor). Estos pacientes “duales” o con comorbilidad psiquiátrica, son mucho más frecuentes de lo estimado, y presentan mayor gravedad tanto desde la perspectiva clínica como social que los sujetos que sólo presentan un tipo de trastorno (adictivo u otra enfermedad psiquiátrica).

Esta gravedad clínica y social es importante porque la patología dual no es una condición aislada sino que tiene una presencia epidemiológica importante. Tanto los estudios llevados cabo en población general como los realizados en muestras clínicas especializadas (Hospitales psiquiátricos y Centros de tratamiento para adicciones) refieren que la prevalencia de la concurrencia de trastornos por consumo de sustancias y otros trastornos psiquiátricos es elevada, situándose entre el 15-80%, dependiendo la población estudiada.

Existen dos planteamientos teóricos que explican la coexistencia en la patología dual:

1) La adicción y los otros trastornos psiquiátricos son expresiones distintas de alteraciones neurobiológicas preexistentes similares.

2) La administración repetida de drogas o alcohol, a través de mecanismos de neuroadaptación, origina cambios neurobiológicos que tienen elementos comunes con las alteraciones químicas cerebrales que están presentes en ciertas enfermedades psiquiátricas.

La aparición del primer trastorno puede influir en el desarrollo de un segundo trastorno, de forma que éste siga un curso independiente. Así el consumo de drogas puede precipitar una predisposición a psicosis (por ejemplo, el consumo de cannabis como factor precipitante para un trastorno esquizofrénico) o causar un cambio fisiológico y estructural del cerebro que origine un trastorno permanente (por ejemplo, el consumo de estimulantes puede originar depresión o psicosis).

Viceversa, durante la enfermedad psiquiátrica se puede desencadenar una conducta de consumo que derive en un trastorno por sustancias y que evolucione de forma independiente (por ejemplo, el consumo de alcohol en episodios maníacos, puede derivar en un alcoholismo independiente). En este caso también ambos trastornos deberán tratarse adecuadamente y durante tanto tiempo como se requiera. El consumo de sustancias puede “ayudar a disminuir” la sintomatología psiquiátrica de un trastorno que no es diagnosticado o tratado convenientemente. En este caso el tratamiento adecuado de la enfermedad psiquiátrica podría mitigar la evolución del trastorno por consumo de sustancias.

En resumen, una depresión puede precipitar la aparición de alcoholismo, y el alcoholismo agravará la depresión, por ende, el plan de tratamiento de este caso en particular debe de incluir la suspensión de consumo de alcohol así como manejo de la depresión. De la misma manera, el alcoholismo puede llevar a una persona a la depresión, siendo el tratamiento de ambos escenarios indispensable para la recuperación.

Idealmente, todo paciente que ingrese a un programa de rehabilitación debe de tener una evaluación psicológica y psiquiátrica completa, los que nos ayudará a establecer si existe patología dual, tratarla adecuadamente hará que el pronóstico de recuperación sea exponencialmente más alto que los casos no identificados.

 

dr oceanica
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