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Los espejismos del placer: la verdad detrás del consumo de drogas

En diferentes investigaciones recientemente realizadas con personas consumidoras crónicas de alguna sustancia psicoactiva, se ha revelado que las diferentes sustancias llegan a causar diferentes efectos, algunos muy parecidos y otros muy específicos, pero es un hecho que llegan a alterar las estructuras cerebrales en la que intervienen una serie de funciones diarias que para cualquier persona pueden parecer normales.  Para este tipo de personas puede verse afectadas como por ejemplo la toma de decisiones llegando a afectar la capacidad de suprimir los comportamientos habituales que se han vuelto inútiles; también se ha observado  que afecta en el proceso de neurotransmisión en donde el daño puede llegar a ser irreversible. Todo este tipo de afecciones sugiere cierto tipo de cambio en la estructura y hace más complicada una rehabilitación de trastornos por consumo y para que el cerebro regrese a la normalidad por niveles altos de abstinencia e intoxicación pueden ser mas largos, hasta de un año.   

Como es común, durante el consumo de drogas, la tolerancia a los efectos que estas provocan, la mayoría al principio pueden ser muy placenteros y más cuando se consume de manera crónica. La mayoría de las personas que consumen a menudo necesitan tomar una dosis más alta y con mayor frecuencia y a veces hasta cambiar la forma de consumo, esto con la intención de obtener el efecto deseado, a menudo en la búsqueda del efecto que se tuvo la primera ocasión en que se consumió.  ¿Qué puede pasar cuando se consume una sustancia psicoativa?, el sistema nervioso proporciona una gratificación que tu cerebro detecta y la convierte en una satisfacción. La mayoría de las sustancias psicoativas envían un efecto de recompensa inmediata a nuestro cerebro químico llamado dopamina, el cual controla la capacidad que tiene el cuerpo de generar placer e incentiva al cuerpo y motiva a la persona para realizar actividades necesarias, dentro de los efectos que busca una persona consumidora crónica son: euforia, disminución de apetito, estado de alerta, sensación de agudeza mental, entre otras.

La euforia y la sobreestimulación resultantes de ciertos consumos llevan a un aumento continuo en la ingesta. Sin embargo, este consumo crónico reduce la producción del químico en comparación con la primera vez, lo que impulsa a la persona a consumir con más frecuencia y en cantidades mayores para obtener el mismo efecto. Este fenómeno se conoce como tolerancia. Como resultado, el cuerpo de quienes consumen de manera crónica desarrolla una mayor tolerancia, lo que probablemente lleve a un aumento en la cantidad y frecuencia de consumo de drogas para alcanzar la misma sensación de euforia. Sin embargo, existe el riesgo de que recurran a sustancias más potentes para lograr el mismo efecto deseado. Esto puede conducir a que las actividades que antes generaban placer o disfrute ya no lo hagan, lo que puede provocar depresión en la persona consumidora crónica.

¿Qué es lo que sucede después de esta situación?

El riesgo se incrementa considerablemente, ya que el organismo se adapta a recibir sustancias y cantidades a las que no está acostumbrado, alterando la percepción de la realidad y el estado de ánimo. Este ciclo se complica aún más por la búsqueda de gratificación inmediata por parte del organismo. Como resultado, el consumo y abuso de sustancias pueden llevar a una dependencia. Según la Organización Mundial de la Salud, la adicción se define como una enfermedad física y psicoemocional que genera una necesidad o dependencia hacia una sustancia, actividad o relación. Esta dependencia se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas que involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Dicha dependencia se caracteriza por actos y pensamientos obsesivos y compulsivos que lo llevarán a estados de malestar como insatisfacción, ansiedad y a una incapacidad y reducción de actividades importantes en el cerebro, así como en el cuerpo. Ya que este se adapta a la presencia de dichas sustancias y no puede prescindir de ellas de manera inmediata y esto genera un síndrome de abstinencia. 

Muchas personas no entienden el porqué o cómo las personas se vuelven adictas a las drogas. Ellos pueden erróneamente pensar que aquellos que usan drogas les faltan principios morales o fuerza de voluntad y que ellos pueden dejar de usar drogas simplemente tomando la decisión de parar. En realidad, la drogadicción es una enfermedad compleja, y dejar de usar las drogas usualmente requiere más que buenas intenciones o una gran voluntad. Las drogas cambian el cerebro en maneras que hacen que el dejar de usarlas sea duro, hasta para aquellos que quieren dejarlas. Afortunadamente, los científicos conocen más que nunca cómo las drogas afectan al cerebro y han encontrado tratamientos que pueden ayudar a las personas a recuperarse de la drogadicción y llevarlos a tener vidas productivas.

¿Qué es la drogadicción?

La drogadicción es una enfermedad crónica caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo e incontrolable de una droga, a pesar de las consecuencias adversas. Para la mayoría de las personas, la decisión inicial de usar drogas es voluntaria, pero el uso repetido de las drogas puede llevar a cambios en el cerebro que desafían el autocontrol de una persona adicta e interfiere con su habilidad de resistir los deseos intensos de usar drogas. Estos cambios del cerebro pueden ser persistentes, por lo cual se considera la drogadicción una enfermedad “reincidente”—las personas en recuperación del trastorno del uso de drogas están a un alto riesgo a volver a usar drogas aunque lleven años sin usarlas.

Es común que una persona recaiga, pero la recaída no significa que el tratamiento no sirva. Similar a otras condiciones crónicas de la salud, el tratamiento debe de ser continuo y modificado,  basado en cómo el paciente responda. Los planes de tratamiento necesitan ser revisados a menudo y adaptados a las necesidades cambiantes del paciente.

¿Qué pasa con el cerebro cuando una persona usa drogas?

La mayoría de las drogas afectan el circuito de recompensa del cerebro inundándolo del neurotransmisor dopamina. Este sistema de recompensa controla la capacidad del cuerpo de sentir placer y motiva a la persona a repetir las actividades necesarias para prosperar, tales como comer y pasar tiempo con sus seres queridos. La sobrestimulación del circuito de recompensa causa el estado de euforia o “high” intensamente placentero que puede llevar a consumir drogas una y otra vez.

Para ajustarse al exceso de dopamina a medida que la persona continúa consumiendo drogas, el cerebro disminuye la producción natural de dopamina o reduce la capacidad de las células del circuito de recompensa de reaccionar a ella. Esto disminuye la euforia que la persona siente en comparación con lo que sintió la primera vez que consumió la droga, un efecto conocido como tolerancia. Es probable que consuma más droga en un intento de sentir la misma euforia. También puede suceder que sienta menos placer con otras cosas de las que antes disfrutaba, como comer o realizar actividades sociales.

El de consumo de drogas a largo plazo también causa cambios en otros sistemas químicos y circuitos del cerebro, afectando las siguientes funciones:

  • aprendizaje
  • criterio
  • capacidad de tomar decisiones
  • estrés
  • memoria
  • comportamiento

A pesar de estar conscientes de estos efectos perjudiciales, muchas personas que usan drogas continúan a usarlas, lo que es la característica de la adicción.

Si existe alguna duda o te sientes identificado con alguna de estas características, te invito a contactarnos y con gusto te atenderemos. Y si necesitas ayuda profesional, ofrecemos un tratamiento multidisciplinario altamente efectivo que te ayudará con la deshabituación de la sustancia y la generación de herramientas para alcanzar un estilo de vida saludable, libre del consumo de sustancias.

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