Al disminuir la necesidad de consumir sustancias adictivas, la naltrexona puede aumentar la adherencia al tratamiento y el compromiso del paciente con la recuperación.

Mejora de la salud física y psicológica: Al reducir el consumo de sustancias adictivas, la naltrexona contribuye a una mejora en la salud física y mental del paciente.

Promoción de la sobriedad sostenible: La naltrexona es especialmente efectiva cuando se combina con terapias de apoyo, como la terapia cognitivo-conductual, lo que puede ayudar a los individuos a aprender estrategias para evitar la recaída y desarrollar habilidades para enfrentar los desencadenantes de la adicción.

Reducción de los riesgos para la salud: Al prevenir el consumo de drogas inyectables, la naltrexona reduce el riesgo de sobredosis así como enfermedades infectocontagiosas como VIH y Hepatitis C.

La naltrexona puede ayudar a las personas a recuperar el control sobre sus vidas, mejorar sus relaciones interpersonales y retomar actividades productivas.