Si quieres un hijo feliz, llévalo a la feria…
Si quieres educar un hijo exitoso, tienes que darle mucho más que solo gratos momentos.
Cuando escucho a una madre decir: “yo solo quiero que mi hijo sea feliz”, no sé si me da gusto o en realidad me da lástima. Reducir la vida a solo ser feliz y vivir en un estado de alegría creo que le quita profundidad, valor y el sentido por vivir.
No se trata de sufrir y de pasarla mal. Al contrario, la vida es una gran aventura que hay que disfrutar hasta el final.
Pero el fin no debe de ser solo ser feliz únicamente. Hay que tener una buena vida. Esto implica, reír, gozar, llorar, aprender y también hacer cosas que no siempre son del todo placenteras. Crecer tiene una parte de incomodidad y de dolor necesario.
No se puede vivir en un estado de alegría, despreocupación y felicidad sin tener obligaciones, responsabilidades y aprender a no tener todo lo que uno quiere. Para triunfar en la vida, es importante saber que las cosas tienen valor, consecuencias y hay que saberlas respetar.
Los hijos tienen que saber escuchar y hacer lo que necesitan, no porque el propósito sea ser feliz, sino porque el hacer lo correcto y tener una vida plena es la mejor manera de apreciar la vida. Cuando los padres piden permiso a sus hijos para llevarlos a una clase, justifican las acciones de disciplina o son tan ligeros en sus concesiones, no están ayudando a crearles una vida completa.
Así mismo, cuando los hijos exigen que se les de cosas innecesarias y excesivas simplemente para poder pertenecer a un círculo social. Cuando los padres, por querer ayudar a sus hermosos hijos, se desvelan haciéndoles sus tareas escolares, cubriendo sus responsabilidades. Lo cual es una cuestión que no les corresponde, solo para evitar su angustia o sobreprotección. Lejos de ayudarles, los están haciendo personas inútiles, demandantes e irresponsables, a la larga, crean personas insaciables e infelices.
La receta perfecta para hacer hijos fracasados es tratar de darles todo lo que ellos creen que se merecen, quitarles el peso de las tareas que en realidad les toca y además esperar sean reconocidos y apreciados por todas las personas que los rodean. Nada peor que hacerles creer que ellos siempre tienen la razón.
Por supuesto que como padres se deben procurar en darles a los hijos lo mejor que se puede. Pero al mismo tiempo hay que enseñarles lo que no se puede, lo que se debe de hacer y exigir que cumplan con sus responsabilidades y las consecuencias de todas sus acciones.
Ser feliz es una obligación de todo ser humano vivo, ya que la vida es el regalo más valioso que existe, pero la felicidad, es una manera de vivir, que implica acciones gratas pero también incomodas. La felicidad surge como resultado de apreciar el esfuerzo y la satisfacción por conquistar retos, que la vida ofrece.
La receta
Hijos Felices
Ingredientes:
1 taza de confianza – asegurarse que los hijos sientan seguridad, y tengan autoestima
1 taza de límites – aceptar las responsabilidades, obligaciones y las consecuencias
2 cucharadas de ejemplo – ser la persona que sus hijos deben de ser, inspirar con acciones
1 rama de valores – fortalecer los principios que forjan el carácter y la integridad personal
2 manojos de tiempo – los hijos ocupan cantidad y calidad de tiempo, la presencia es crucial
Recomendación del chef: La felicidad no debe de ser objetivo de la educación de un hijo. Enseñarlos a ser personas independientes, integras y responsables es más importante a que sean felices.
Como educar a los hijos:
1. La obligación de los padres es hacer personas responsables, seguras e independientes. Muchas veces el trabajo de un padre es fácil y grato, por lo que todo es amor y felicidad, sin embargo hay ocasiones en que también hay que poner límites y exigir acciones que no siempre son del todo placenteras.
2. El trabajo del padre no es crear un mundo perfecto y sin complicaciones. Ser padre implica proveer herramientas adecuadas para triunfar. Es vital construir y fortalecer el carácter de los hijos, no salir a su rescate pero enseñarles a defenderse.
3. Para triunfar en la vida es necesario identificar las habilidades individuales, aceptar y fortalecer las debilidades y crear un buen sentimiento personal. Cada persona tiene retos que vencer y que no se pueden escoger. Encontrar la sabiduría para conquistarlos, fortalece y ayuda a descubrir el propio potencial.
“Limitar a los hijos queriendo que solo sean felices, es quitarle la diversidad y complejidad del sabor a la vida ofrece”