La ludopatía o Jugar de manera compulsiva es una enfermedad de naturaleza progresiva que no puede curarse, pero que puede detenerse.
Cualquier apuesta o participación en apuesta, para sí mismo o para otros, sea por dinero o no, no importa lo pequeña o insignificante que sea, donde el resultado sea incierto o dependa del azar o la habilidad constituye jugar patológicamente.
En síntesis, la ludopatía o jugar de manera compulsiva es una enfermedad, que puede ser entendida como un trastorno de los mecanismos de auto control de la conducta, es decir una enfermedad de los impulsos y de la voluntad, que conllevan una merma severa de la capacidad de la persona para actuar controladamente e implica riesgos muy graves para la salud, el trabajo, la familia, la economía y las relaciones sociales de los afectados.
Personalidad del ludópata
Nos pasamos el tiempo creando imágenes de las cosas grandes y maravillosas que vamos a hacer cuando logremos la “Gran Ganancia”.
Muchas veces, nos vemos como personas encantadoras y filantrópicas: podemos soñar con agasajar u obsequiar a familiares y amigos y nos imaginamos viviendo una vida cómoda y elegante, hecha posible por las cantidades de dinero que vamos a acumular en base a “nuestro sistema”.
Tener personal de servicio, propiedades, buena ropa y viajar por el mundo, son alguna de las cosas que estamos por alcanzar en cuanto hagamos la “Gran Ganancia”.
Sin embargo, nunca parece haber una ganancia suficientemente grande como para hacer realidad el más pequeño de los sueños. Cuando los jugadores compulsivos tenemos éxito, apostamos para imaginar sueños aún más grandes.
Perdiendo la apuesta
Cuando fracasamos, apostamos con una desesperación temeraria e irresponsable, y nuestro mundo de sueños se derrumba. Lamentablemente, lucharemos para recuperarnos, y tendremos más sueños y, por supuesto, sufriremos más desdichas.
Esto se deriva del alivio efímero que genera la apuesta, pues en este entorno caótico, social, laboral o familiar, nos encontramos indefensos ante el bombardeo de las demandas sociales, generando expectativas altas sobre nosotros mismos y afirmaciones exageradas más allá de lo alcanzable: “El dinero lo resuelve todo”, “Si tuviese una mansión nadie me rechazaría”, “Todos voltean a ver al más exitoso”, etc. y ante este tipo de afirmaciones nuestra realidad se encuentra carente, llevándonos a una sobre demanda progresiva.
Encuentro que lo que gano no es suficiente para tener el estatus, prestigio y poder que creo merecer, entonces no me siento valorado por mi sistema familiar, laboral o social, causándome un malestar generalizado (rumiación de pensamiento, visión de túnel, catastrofización, etc) que me lleva a sentir sensaciones displacenteras tanto psicológicas, cognitivas, físicas y comportamentales, evalúo mi situación y la solución más rápida es la sensación de solución a través del juego.
Posterior a esto, aprendo que para sentirme aliviado y minimizar mi sensación de malestar generalizado debo de apostar cada vez mas y mas, sin darme cuenta que cada que gano o pierdo vuelvo a la realidad evitada y llevándome de nuevo al ciclo pernicioso del juego patológico.
La clave para la recuperación de la ludopatía o jugar de manera compulsiva
La clave para la recuperación de esta enfermedad requiere de la honestidad, receptividad y voluntad, así como el acompañamiento terapéutico integral que fomente el auto concepto, auto cuidado y autodisciplina, facilitando la comprensión de la enfermedad, así como de sí mismo.
MC. Octavio Ramos
Terapeuta de Grupo y Cuidado Continuo en Oceánica
Ced.11691728
Una respuesta
Muy interesantes los datos, pero una pregunta: ¿Hay medicamentos cuyos efectos secundarios causen la ludopatía?