Este autor argentino cuenta con un importante currículo profesional. Es médico psiquiatra, psicodramaturgo, escritor, catedrático y terapeuta guestalt. Sin embargo, él prefiere autodescribirse simplemente como “ayudador profesional”.
En el libro El Camino de la Autodependencia, el primero de una serie de cuatro (“Hojas de Ruta”), y con un estilo claro y ameno, Jorge Bucay nos explica porqué para él no existe la auténtica independencia y, por otro lado, por qué la dependencia no nos permite formarnos como personas.
Para ayudarnos nos propone: El camino de la autodependencia, un primer trayecto por conquistar, un punto de partida necesario que nos permitirá alcanzar la autorrealización, el éxito, la felicidad, la paz, o como quiera que cada uno decida llamar a aquello que constituye nuestro único y más grande desafío: el encuentro definitivo con uno mismo.
Su método de enseñanza consiste en contar historias, anécdotas, ejemplos muy claros y sencillos, y luego paso a paso nos explica la lección que hay detrás para aclarar el significado de cada relato.
Independencia quiere decir simplemente llegar a no depender de nadie.
Y esto sería maravilloso sí, de acuerdo con Bucay, no fuera porque implica una mentira: nadie es independiente, y explica: “para ser independiente habría que ser autosuficiente, y nadie lo es.
Nadie puede prescindir de los demás en forma permanente. Necesitamos de los otros, irremediablemente, de muchas y diferentes maneras”.
Ahora bien, sí la independencia es imposible… la codependencia es enfermiza… la interdependencia no es solución… y la dependencia no es deseable… ¿entonces qué?
Entonces, el autor inventa una palabra: “autodependencia”.
Autodepender significa establecer que no soy omnipotente, que me sé vulnerable y que estoy a cargo de mí.
Yo soy el director de esta orquesta, aunque no pueda tocar todos los instrumentos.
Que no pueda tocar todos los instrumentos no quiere decir que ceda la batuta.
La “autodependencia” se refiere, entonces, a saber que como seres sociales que somos, necesitamos del “otro”, pero defendiendo y sabiendo cuál es nuestro lugar: no es posible la total independencia y la libertad absoluta es una quimera, no se puede vivir aislado y solo, sin compartir con el prójimo, pero siempre siendo uno mismo y, una cosa también difícil de hacer, respetando al otro como es.
Me gustó mucho este libro y lo recomiendo a menudo en mi consulta particular, sobre todo a mis pacientes codependientes, ya que los “codes” estamos siempre necesitando complacer a los demás ó, estamos siempre intentando cambiar a los demás para que sean como queremos que sean y esto tampoco es correcto: sí queremos que nos respeten, hemos de respetar también.
Bucay afirma:
“Autodependencia significa dejar de colgarme del cuello de los otros. Puedo necesitar de tu ayuda en algún momento, pero mientras sea yo quien tenga la llave, esté la puerta cerrada o abierta, nunca estoy encerrado”.
Autodepender significa depender de mi hasta para saber cuándo necesito pedir ayuda.
La lectura de este libro nos lleva a reflexionar acerca de las razones por las que algunos viven siendo dependientes:
- Como se creen débiles, piensan que estar bajo el ala de alguien más calificado los protegerá.
- Para poder echarle la culpa a los demás.
- Otros de verdad creen que tienen que pedir permiso. Ni se autoengañan, ni les falta coraje, ni están enfermos, lo único que pasa es que no han llegado a madurar.
Es un tema de evolución. A veces no llegan a madurar porque les da miedo, otras porque no han sido enseñados.
Algunas veces, porque alguien, o algo, los ha oprimido mucho, y otras, finalmente, porque no saben, simplemente no saben nada de que vivir sin dependencias sí es posible. Y es aquí donde me parece que les puede resultar muy útil e interesante la lectura de este libro.
Los temas que trata tienen mucho que ver tanto con las causas, el desarrollo, las consecuencias y la recuperación de los trastornos por dependencia.
Una persona dependiente, según Bucay, es alguien que no se anima a ser quien es por miedo a que lo rechacen, que no se atreve a sentir lo que siente porque le parece que está mal, que no se atreve a pensar lo que piensa o a decirlo porque tiene miedo de no ser aceptado, alguien que no corre riesgos porque no quiere las responsabilidades y que no sale a buscar lo que necesita sino que se lo pide a otro, alguien así no crece, no evoluciona y, por lo tanto, vamos a tener que pensar que vive a medias.
No es ninguna acusación; ser autodependiente no es obligatorio, e implica llegar a ser una persona consciente, madura, y este proceso termina únicamente el día en que uno se muere.
Hasta entonces uno puede seguir creciendo y ser cada vez más consciente de sí mismo.
Vivo y aprendo, vivo y maduro, vivo y crezco.
Para terminar con mi recomendación literaria, cito nuevamente a Bucay, que al inicio de este libro dice: “Quizá estos textos puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen perder el rumbo y quizá también a aquellos que sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras el mapa nunca es el territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra propia experiencia encuentre un error del cartógrafo. Solo así llegaremos a la cima.”
Este autor argentino cuenta con un importante currículo profesional: es médico psiquiatra, psicodramaturgo, escritor, catedrático y terapeuta guestalt, sin embargo, él prefiere autodescribirse simplemente como “ayudador profesional”.
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