En un proceso de recuperación es importante diferenciar los conceptos de abstinencia y sobriedad ya que socialmente se cree es lo mismo, sin embargo, son conceptos con una gran diferencia para una persona que esta viviendo su proceso de recuperación.
Debido a esto es importante mencionar que en el diagnóstico de alcoholismo o consumo a alguna sustancia adictiva no sólo es importante la cantidad que ingieren sino también la personalidad adictiva que se desarrolla en la enfermedad la cual se caracteriza por personas con sentimientos de superioridad, impulsivas, agresivas, egocéntricas, egoístas, irresponsables, manipuladores, inmaduras y dependientes emocionalmente, con resentimientos, sentimientos de culpa constantes, miedos, entre otras características que se presentan en la enfermedad.
Pero…¿Cuál es la importancia de conocer estas características que rodean el alcoholismo o consumo de sustancias? Que ahí radica la diferencia entre abstinencia y sobriedad. Es decir, cuando una persona inicia un proceso de recuperación lo primero que hace es dejar de beber o consumir sustancias, en ese momento se puede mencionar que ha logrado la abstinencia. Sin embargo, no se ha conseguido la sobriedad ya que sí la persona a pesar de no beber continua con conductas impulsivas, agresivas, de manipulación, irresponsables, etc., se dice que se encuentra en un síndrome de la “borrachera seca” (abstinencia).
El Dr. José Antonio Elizondo (2009) menciona, en su libro del síndrome de la borrachera seca, las siguientes características:
- 1. Infantilismo e inmadurez: detención del crecimiento emocional, y persistencia de las dependencias.
2. Actitud permanente de deshonestidad ante si mismo y los demás.
3. Amargura e insatisfacción existencial por persistencia de los resentimientos.
4. Permanente sentimiento de culpabilidad con auto devaluación, minusvalía y tendencia al auto castigo.
5. Egocentrismo, autosuficiencia neurótica, mal manejo de la agresividad y tendencia a la omnipotencia.
6. Miedos permanentes: actitudes de temor ante los retos de la vida con angustia y tensión continuas.
7. Depresión clínica o permanente con continuas actitudes de pensamiento, desmotivación y baja energía.
8. Ingobernabilidad sexual y sentimental.
9. Negación de su realidad no alcohólica con presencia de los mecanismos nacionalización y proyección.
10. Sustitución del alcohol por otras sustancias o conductas adictivas.
11. Espiritualidad ausente o muy empobrecida, con soberbia intelectual, tendencia al materialismo y nula o poca fe.
12. Compartimiento inadecuado en su grupo de AA., tanto con sus compañeros como con los principios del programa.
Pero… entonces ¿cuándo estaríamos hablando de sobriedad? Precisamente cuando la persona que dejó de beber o consumir sustancias empieza a tener cambios en su personalidad y forma de actuar, es decir, empiezan a ser personas que practican la honestidad, humildad, generosidad, responsabilidad, solidaridad, generosidad, empiezan a practicar los principios espirituales y en sus relaciones interpersonales suelen ser asertivos, respetuosos y empáticos.
Para lograr todos estos cambios es importante estar en constante introspección y tener una red de apoyo sólida, familia, amigos, compañeros de grupo, terapeuta, psiquiatra, etc., por lo cual la invitación el día de hoy es a cuestionarse ¿me encuentro en sobriedad? ¿qué me hace falta poner en práctica? ¿qué se me esta dificultando? Y poder trabajarlo en terapia o confiarlo en los espacios adecuados en los cuales se puedan apoyar para lograr el camino de la sobriedad y así evita la borrachera seca.
Si tienes dudas sobre este tema o requieres asesoría sobre tu proceso, estaré pendiente en el blog. Establezcámos un diálogo en torno a la recuperación en sobriedad.
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Psic. Leonardo Cuauhtémoc Arvizu Macías
Manejador de Casos – Oceánica
Ced. Prof. 11918398