La drogadicción en México es un problema en aumento. En un artículo publicado a mitades de este año por la revista El País se exponen los resultados del informe realizado por la Secretaría de Salud donde se muestra que el consumo de Estimulantes de Tipo Anfetamínico (ETA), es decir anfetaminas, metanfetaminas y éxtasis ha aumentado un 400% en la última década.
A pesar de que el promedio de edad de los consumidores es de 30 años, la realidad es que el acceso a múltiples drogas alcanza a las personas desde la adolescencia e incluso desde la niñez. Pero los niños y adolescentes se encuentran en una etapa de formación en la que sus decisiones, influencias y experiencias impactan profundamente su desarrollo futuro.
Por esta razón, la prevención del consumo de sustancias desde edades tempranas es clave. A continuación, presentamos estrategias efectivas que pueden ser implementadas por padres, escuelas y comunidades para reducir el riesgo de que los jóvenes caigan en el consumo de drogas.
1. Fortalecimiento de la comunicación familiar
La gran mayoría de personas que presentan una drogadicción, vienen de núcleos familiares disfuncionales donde la comunicación es ineficiente. Una relación abierta y basada en la confianza entre padres e hijos es fundamental para evitar el consumo de sustancias.
Conversar desde edades tempranas sobre los riesgos del alcohol y las drogas, así como responder con honestidad las dudas de los niños, crea un ambiente propicio para que los jóvenes se sientan escuchados.
Consejos prácticos:
- Establece momentos de conversación sin distracciones (como la cena familiar).
- No temas abordar el tema de las drogas, incluso si no hay señales inmediatas de consumo.
- Escucha sin juzgar para que tus hijos se sientan cómodos compartiendo sus preocupaciones.
2. Promoción de actividades extracurriculares
Participar en deportes, actividades culturales, artísticas o voluntariado permite a los adolescentes desarrollar habilidades sociales y ocupaciones saludables que les alejan del ocio mal dirigido.
Las actividades extracurriculares ayudan a fortalecer su autoestima y sentido de pertenencia, factores esenciales para resistir la presión social relacionada con el consumo de sustancias.
Recomendaciones:
- Explora diferentes opciones para que el niño encuentre actividades que disfrute.
- Apoya e incentiva su participación constante en esas actividades.
- Asegúrate de que la escuela y comunidad tengan espacios seguros y accesibles.
3. Educación preventiva en las escuelas
Las instituciones educativas juegan un papel fundamental en la prevención del consumo de drogas y en la ayuda dejar las drogas. Implementar programas de prevención de adicciones en los que se brinde información clara y científica sobre las sustancias, además de fomentar habilidades de toma de decisiones, es esencial.
Sugerencias para las escuelas:
- Integrar contenidos sobre prevención de adicciones dentro del plan académico.
- Desarrollar talleres donde los jóvenes practiquen cómo manejar la presión social.
- Capacitar a maestros y personal escolar para detectar señales tempranas de consumo.
4. Supervisión activa y establecimiento de límites
Es importante que los padres supervisen las actividades de sus hijos y establezcan límites claros sobre el comportamiento esperado, como las horas de llegada o el uso de dispositivos electrónicos. Sin embargo, esta supervisión debe ser equilibrada para evitar generar sensación de control excesivo.
Consejos para los padres:
- Conoce a los amigos de tus hijos y sus entornos.
- Mantén un equilibrio entre disciplina y flexibilidad.
- Establece reglas claras sobre el uso de sustancias, explicando las consecuencias.
5. Fomento de la autoestima y la inteligencia emocional
Los adolescentes con una alta autoestima y capacidad para gestionar sus emociones tienden a ser más resistentes ante la presión social. Ayudarles a identificar y expresar sus sentimientos de manera saludable disminuye las probabilidades de que recurren a sustancias para evadir problemas emocionales o sociales.
Recomendaciones:
- Fomenta el reconocimiento de sus logros, por pequeños que sean.
- Ayúdales a desarrollar habilidades de afrontamiento frente a la frustración o el estrés.
- Refuerza la importancia del autocuidado y el respeto propio.
6. Detección temprana de factores de riesgo
Algunos jóvenes tienen mayor predisposición al consumo de sustancias debido a factores genéticos, familiares o sociales. Identificar señales tempranas como cambios en el comportamiento, aislamiento o nuevas amistades sospechosas permite actuar con prontitud para evitar que el problema escale.
Acciones recomendadas:
- Observa si hay cambios repentinos en tu actitud, rendimiento escolar o hábitos.
- Establece canales de comunicación con otros adultos (maestros o familiares) para intercambiar impresiones sobre el comportamiento del adolescente.
- Si detectamos señales de riesgo, busca ayuda profesional sin demora.
7. Involucramiento de la comunidad
La prevención del consumo de drogas requiere un esfuerzo conjunto de familias, escuelas y comunidades. Crear entornos comunitarios saludables, donde los jóvenes puedan encontrar oportunidades de crecimiento y apoyo, reduce las posibilidades de que recurren al consumo de sustancias.
Sugerencias para la comunidad:
- Promover actividades comunitarias y eventos saludables para jóvenes.
- Generar espacios de discusión entre padres, docentes y autoridades sobre prevención.
- Fomentar el acceso a programas de salud mental y acompañamiento emocional.
Prevenir la drogadicción en niños y adolescentes es un proceso continuo que requiere involucramiento activo de padres, escuelas y comunidades. La clave está en mantener una comunicación abierta, fomentar actividades saludables, supervisar de manera equilibrada y brindarles herramientas emocionales para enfrentar la vida con confianza.
Implementando estas estrategias desde edades tempranas, es posible reducir significativamente el riesgo de adicción y brindar a los jóvenes una base sólida para construir un futuro saludable y productivo.
La prevención no es solo responsabilidad de los padres o de las escuelas; es un esfuerzo colectivo que puede marcar la diferencia en la vida de los adolescentes y evitar que recurren al consumo de sustancias como escape. Invertir tiempo, atención y amor en los niños hoy es la mejor estrategia para protegerlos mañana.
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