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Estrés y tus relaciones interpersonales.

Los seres humanos somos seres sociales, necesitamos convivir de manera saludable para satisfacer nuestras necesidades y alcanzar nuestras metas. En la actualidad es muy común el encontrarnos en diferentes contextos, donde es necesario interactuar con diversos tipos de personas, este proceso podría llegar a complicarse si contamos con niveles de estrés elevados.

¿Qué es el estrés?

Es un estado de tensión que se presenta cuando existe un desequilibrio entre las exigencias ambientales, biológicas, o psicológicas y nuestra capacidad para responder ante ellas.

El estrés se caracteriza por la manifestación de reacciones físicas con las que el organismo se adapta a los cambios y estímulos. Esto pone a la persona en estado de alerta para responder a las situaciones de su entorno.

Nuestro organismo es capaz de soportar el estrés. En niveles moderados el estrés es positivo, por ejemplo, cuando sentimos preocupación por una entrevista de trabajo, tomamos las medidas para asegurarnos de tener un buen desempeño, pero se vuelve disfuncional cuando alcanza niveles elevados y nos impide realizar nuestras actividades cotidianas y relacionarnos con nuestros seres queridos.

3 etapas del estrés:

Cuando nos encontramos bajo presión, nuestro organismo pasa por 3 etapas: 1) alarma 2) adaptación 3) agotamiento.

 1) Alarma: el sistema nervioso simpático permite actuar ante situaciones de peligro y se prepara para la lucha o huida al organismo; durante esta etapa, este emplea sus defensas para protegerse, durante este proceso se alteran funciones, lo que se manifiesta en:

  • Ritmo cardíaco.
  • Afectación del sistema inmunitario.
  • Debilitamiento muscular.
  • Baja presión sanguínea.
  • Aumento de hormonas corticoides.
  • Liberación de catecolaminas, endorfinas y epinefrinas.

2) adaptación: cuando la amenaza o peligro desaparecen entra en función el sistema nervioso parasimpático, que se encarga de relajar de nuevo al organismo. Mientras esto sucede, el cuerpo, como ya se dispuso a defenderse o a coexistir con el evento estresante, hace que todas las funciones del organismo estén alerta y se desvíen para atender y solucionar la contingencia. Como en esta etapa el sistema inmunitario se altera es más fácil contraer enfermedades. Si el estrés continúa se pasa a la tercera fase.

3) agotamiento: si la situación se mantiene activa por periodos prolongados, el organismo nunca tiene para regularse y recuperar su óptimo funcionamiento, lo cual puede generar consecuencias nocivas para la salud como, por ejemplo: problemas de sueño, migrañas, enfermedades del corazón, y colitis.

Síntomas del estrés:

Podemos identificar 2 tipos de síntomas: físicos y psicológicos.

Síntomas físicos:

  • Son muy variados y generalmente no se presentan de forma aislada, algunos de ellos son:
  • Agotamiento.
  • Aumento o pérdida de peso.
  • Aumento del ritmo cardíaco.
  • Cambios de apetito.
  • Cansancio.
  • Dificultad para dormir.
  • Inquietud.
  • Migrañas.
  • Mareos.
  • Náuseas.
  • Respiración irregular.

Síntomas psicológicos:

  • Actuar a la defensiva.
  • Muestras de ira o agresión.
  • Aislamiento.
  • Apatía.
  • Ansiedad.
  • Aprensión.
  • Depresión.
  • Falta de deseo sexual.
  • Frustración.
  • Irritabilidad.

Consecuencias del estrés en nuestras relaciones sociales.

El estrés puede afectar de muchas formas nuestra relación con los demás, unas de las más comunes son:

  • Conductas antisociales como pelear.
  • Volvernos insensibles.
  • Intolerantes.
  • Perder el interés por socializar.
  • Perdida del interés sexual.
  • Baja productividad laboral.
  • Uso de sustancias.
  • Conductas de riesgo.
  • Ansiedad social.

¿Qué debo hacer si tengo estrés?

Una vez que detectamos que tenemos estrés, tenemos 2 opciones para controlar el estrés, optar por afrontamientos activos o por afrontamientos pasivos. El hacer uso de los estilos de afrontamiento activo nos da mejores resultados, porque abordamos los problemas de una manera más directa, hacemos uso de diversos recursos psicológicos y nos genera una sensación de control y competencia. Por otra parte, el estilo de afrontamiento pasivo es menos efectivo porque depende más de factores externos y esperar que la situación mejore por sí sola.

Qué herramientas puedo usar para combatir el estrés.

Existen diversos modos de tratar el estrés, como, por ejemplo: 1) técnicas de respiración.  2) habilidades de solución de problemas 3) comunicación efectiva.

Técnicas de respiración:

En situaciones de estrés podemos hacer uso de la siguiente técnica:

Inhala aire durante 4 segundos, reten el aire durante otros 4 segundos, finalmente realiza exhalaciones largas de 4 segundos. Realiza esta técnica durante 1 minuto, mientras la realizas, presta atención a las sensaciones de tu cuerpo, busca alguna tensión y siente como se relaja tu cuerpo.

Habilidades de solución de problemas:

Cuando experimentas estrés es probable que tengas que tomar una decisión importante y debido al mismo estrés tu manera de tomar decisiones se vea mermada, cuando te encuentres en esa situación aplica los siguientes filtros.

3 niveles de la solución de problemas.

Nivel 1: el problema es realista y tiene solución. En este nivel no encontramos ningún problema, nos enfocamos en resolver el problema de manera funcional.

Nivel 2: el problema es realista y no tiene solución. Cuando nos encontramos en este nivel tenemos que manejar nuestra emoción. Si la solución no está dentro de nuestras manos, tenemos que tolerar la situación y avanzar.

Nivel 3: el problema no es realista y no tiene solución. Finalmente, en este nivel tenemos que ser capaces de darnos cuenta de que la situación escapa completamente de nuestro control, y que el vivir estresados no nos generara ningún beneficio.

Comunicación efectiva:

  • El comunicarnos de manera asertiva aumenta la posibilidad de lograr nuestras metas y por ende disminuye los niveles de estrés, estos son unos pasos para poder comunicarse de una mejor manera con las personas.
  • Usar un tono de voz adecuado.
  • No insultar a tu interlocutor.
  • No cargar las palabras con componentes emocionales extremos como: “terrible”, “insoportable” y cambiarlos por algo más moderado como: “difícil” o “molesto”.
  • Evitar el uso de palabras como: “siempre”, “nunca”, “todo”, “nada”. Estas palabras no son exactas y pueden generar frustración en quien las escucha.
  • No hacer demandas uso de los “tienes que”, “debes de”. En su lugar, hacer uso de frases como: “me gustaría si…”, “sería bueno si…”. Recuerda que la otra persona no está obligada a satisfacer nuestras expectativas.
  • Finalmente, se concretó con lo que quieres. Es más sencillo si eres directo desde un inicio.

Si necesitas más información sobre cómo enfrentar el estrés, comunícate con nosotros y estaremos listos para apoyarte.

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