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Alcoholismo

Intervención en caso de adicciones

Durante mucho tiempo se ha dicho que se debe dejar avanzar la enfermedad de la adicción hasta llegar al punto en que, espontáneamente la persona toque fondo y reconozca que necesita ayuda, sin embargo a través del tiempo hemos aprendido que esto además de ser innecesario también puede llegar a ser muy peligroso porque se corre el riesgo de que las consecuencias propias de la enfermedad generen daños permanentes o quizás pueda causar hasta la muerte.

“Justificaciones” de las personas con problemas de alcohol

La enfermedad del alcoholismo crea defensas que en ocasiones parecen impenetrables para la familia y amigos que conviven con ella, es decir ponen una barrera que impide todo aquello que confronte su realidad y que amenace con mostrarles que su condición es un desorden progresivo, crónico y mortal, porque el alcohólico o adicto no se ve diferente a la mayoría de las personas “normales” que ocasionalmente también se les pasa la mano al beber o consumir.

El alcohólico/adicto es una persona muy inteligente, sensible, carismática y hábil para responder rápidamente frases como:

  • “Yo lo controlo“
  • “Cuando quiero lo dejo“
  • “Tu estas peor que yo“
  • “Eres una exagerada, además no te hace falta nada“
  • “Lo que pasa es que tú me estresas y por eso tomo”
  • “Tú no sabes todo lo que yo he vivido”
  • “Tenía 3 meses que no tomaba y por una vez que tomo haces un escándalo”

La persona con una adicción constantemente está creando crisis por su manera de beber.

Pero las personas que para él son importantes generalmente responden ante estas situaciones de una manera que en nada le ayudará, y que además alimentará la serie de argumentos que el alcohólico utiliza para justificar su consumo y consecuencias

La familia por lo general tiende a estallar ante la frustración e impotencia que le genera la conducta del adicto con frases como:

  • “Otra vez tomando…“
  • “Si tú nos quisieras un poco, no beberías tanto“
  • “Lo que pasa es que no tienes fuerza de voluntad“
  • “Sus papás tienen la culpa porque nunca le pusieron límites“
  • “Te voy a dejar si sigues bebiendo“
  • “Te dije que esos no son tus amigos, porque te inducen a tomar“
  • “Hasta que no te corran del trabajo vas a estar contento“

Por lo tanto, la intervención solamente se puede llevar a cabo cuando hay una crisis lo suficientemente grave para romper ese mecanismo de defensa tanto en el alcohólico como en la familia, con grave no me refiero a trágico, sino a doloroso donde es complicado seguir justificando o evadiendo lo que como sistema familiar están viviendo.

Beneficios de una intervención

La intervención es un método respetuoso que congrega a las personas más cercanas al candidato a tratamiento, quienes en un ambiente de respeto y sin enjuiciamientos, le hacen ver como su adicción les ha causado dolor, destrucción, pérdidas y daño a sus seres queridos, provocando que él tenga la oportunidad de reconocer que no puede solo y la dignidad para aceptar la ayuda que se le ofrece para iniciar voluntariamente un tratamiento.

Romper el autoengaño

Para romper el autoengaño en el que vive la persona consumidora de sustancias,  sólo se puede lograr incluyendo en la intervención a las personas que mantienen una relación estrecha con el enfermo ya que él considera que esas personas forman una parte esencial para su autoimagen, al también contribuir con conductas y comentarios en las que minimizan y al igual también justifican mucho de lo que hace o viven dentro del sistema familiar hacía del porque en ocasiones evado o encubro lo que en realidad como familia estamos viviendo.

Un profesional certificado viaja a su ciudad para asesorar y acompañar a los familiares en el proceso de intervención.

Beneficios individuales y familiares

En un plano emocional esto se refiere a miembros de la familia inmediata. Sin embargo, muchas veces algún amigo íntimo puede ser particularmente eficaz para ayudarle al alcohólico o adicto a enfrentarse a su problema. Es posible que el alcohólico racionalice que la intervención es solamente un síntoma de todo un problema familiar. Pero si el alcohólico escucha lo mismo de parte de una persona ajena a la familia quizás se logre cambiar su manera de pensar, confrontar tranquilamente al alcohólico con hechos reales y cuando su mente está despejada, ayuda a que él se dé cuenta de lo que realmente está haciéndose a sí mismo y a las personas que lo rodean.

La intervención genera dolor emocional al recordar todo lo esta enfermedad los ha llevado a permitir y hacer y los que intervienen pueden llegar a sentir que es mejor detener la intervención porque parece que el alcohólico está sufriendo demasiado. Sin embargo, si quieren intervenir antes de que esta terrible enfermedad destruya por completo a la persona que tanto aman se debe comprender que es un proceso necesario.

Cuando el alcohólico se recupera, tanto los interventores como él mismo estarán muy agradecidos por el valor que tuvieron para seguir adelante. Las recompensas por ese valor son evidentes, alcohólicos recuperados las describen muy claramente: “Le doy gracias a Dios porque ellos sabían lo que pasaba y se preocuparon por mí para hacerme ver la realidad de mi problema. Probablemente hubiera muerto si no me hubiesen ayudado a dejar de beber”.

La intervención es solo el primer paso

La intervención en el tratamiento de adicciones es el primer paso en el camino que llevará a toda la familia a reintegrarse en la salud, el amor y el sano crecimiento.

En OCEÁNICA, centro de rehabilitación, contamos con el método de intervención para tratamiento de adicciones, un efectiva herramienta para lograr que una persona con adicción acepte su enfermedad y la ayuda que sus seres queridos le ofrecen.

 

 

Psic. Jessica Mendía Cornelio

Terapeuta Familiar

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