Hoy en la actualidad es necesario revisar de qué manera la familia puede impactar en el consumo o prevención de drogas, tanto legales como ilegales, ya que es allí donde se forman los ciudadanos que interactúan con la sociedad en la vida cotidiana, por lo tanto generar desde el seno familiar el desarrollo de la conciencia social al respecto, puede ser vital para prevenir o facilitar la aparición de adicciones que afectaría a todo el sistema familiar. Si bien es cierto que hoy en día es más común que ambos padres se desenvuelvan en el ámbito laboral, debido a las exigencias de la vida moderna y que además contribuye a una mayor estabilidad económica, sin embargo el costo puede ser lamentable ya que esto provoca que los hijos se desarrollan en un ambiente en el que los padres brillan por su ausencia, este fenómeno puede ser considerado como un factor en los desajustes sociales que estamos viviendo actualmente.
Es por eso que todos tenemos una gran responsabilidad social en la prevención o solución del problema, que debe llevarse a cabo con hechos y no con palabras, ya que para tomar acciones en la prevención del consumo de drogas en la población infantil y jóvenes en formación, es necesario reconocer que la familia es la entidad donde se deben iniciar los mayores esfuerzos para poder obtener un resultado más favorable.
Como punto principal los encargados de la educación familiar deberían darse a la tarea de instruirse en torno al consumo de drogas en general, para que así se puedan implementar estrategias concretas encaminadas hacia la preparación de los hijos para la toma de decisiones adecuadas en cuanto al consumo de drogas se refiere, lo cual obligaría a que si uno o ambos padres consumen algún tipo de drogas, logren darse cuenta de la importancia de educar con el ejemplo y parar de consumirlas en caso de que así sea o porque no, el buscar ayuda si es que existe problemas de consumo en alguno de ellos o en ambos y de esta forma obtener la autoridad moral para poder actuar en consecuencia.
Nuestros esfuerzos deben entonces fundarse en el fortalecimiento de los valores y habilidades humanas como: la comunicación, la educación, el respeto mutuo y el amor familiar, así como el establecimiento de límites claros, firmes, concretos y amorosos, que deberán ser cumplidos para que surja un efecto apropiado, de lo contrario se convertiría en un gran obstáculo para alcanzar el objetivo que se pretende. La familia es el núcleo social donde se transmiten los valores espirituales por medio del ejemplo, por eso es nuestra responsabilidad como padres, madres y/o líderes de familia, prepararnos para formar a nuestros hijos con herramientas que les brinde una mayor probabilidad de vivir libres de drogas.
Algunas de las habilidades concretas que es necesario reforzar para resistir la presión de grupos negativos son:
- Fortalecer la capacidad en la toma de decisiones personales.
- Enseñar a enfrentar los problemas adecuadamente.
- Promover la autoaceptación y autoestima.
- Fomentar la expresión de sentimientos apropiadamente.
- Ayudar a que florezca la capacidad de amar.
Estas habilidades se transmiten a través de la conducta observable más que por cualquier otro medio, así es que con toda honestidad debemos revisar nuestras fortalezas y trabajar con responsabilidad en nuestras carencias como padres, para comenzar a trabajar en desarrollarlas y a su vez las podamos transferir hacia nuestros hijos.
Las dinámicas de la familias son variables, algunas son numerosas otras pequeñas o en algunos casos tal vez falte el padre o la madre, sin embargo con un poco de esfuerzo es posible mejorar un ambiente familiar con un estilo de vida sano y libre de drogas, el reunirse para discutir temas del día o de la semana como hábito familiar, fortalecería en gran medida la comunicación y la calidad de la misma. Solo se requiere de buena voluntad, orientación adecuada y amor entre los miembros que la componen.
