Los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades graves que se manifiestan en actitudes, conductas y vinculación disfuncional relacionadas con el consumo de alimentos y la auto percepción de la imagen corporal. Las consecuencias que se presentan, al no ser detectados y atendidos a tiempo, pueden ser mortales. Y aunque es cierto que se presentan en mayor medida en la población femenina, hablando específicamente de la anorexia y bulimia, hoy en día cualquier persona es susceptible a padecerlos, hablando incluso de edad y no sólo de género, esto debido a la creciente demanda de perfeccionar la imagen ante los demás lo cual no necesariamente representa una vida saludable.
Con menor contacto interpersonal, menos habilidades sociales y emocionales, que no logran desarrollarse o fortalecerse en la nueva cultura de lo impersonal, la imagen ante el otro se convierte en prioridad, una carta de presentación indirecta y pocas veces real, con la finalidad de pertenecer o lograr integrarse a ese nuevo mundo que ofrece lo que internamente tanto se anhela.
Además agregaremos la nueva tendencia de promover un “estilo de vida saludable” malinterpretado, en donde cualquier persona que se considera líder de comunicación social, se presenta como experto e invita a la población en general a empezar programas no supervisados para la disminución de peso (obsesión por peso y calorías), planes rigurosos para evitar el consumo de alimentos por periodos de tiempo (ayunos) y actividad intensa promovida en retos (compulsión), disfrazado como motivación, que simplemente es un nuevo mecanismo de búsqueda de la perfección a través de conductas y actitudes tendientes a la restricción, la búsqueda imperiosa y el deseo interminable de lo que no se ha logrado alcanzar, muy parecido al proceso obsesivo – compulsivo de la adicción.
Entonces, ¿nos encaminamos a un estilo de vida más saludable? o progresivamente nos vamos integrando a una nueva dinámica que de manera velada promueve, una vez más, una relación disfuncional con el cuerpo, insatisfacción crónica y hábitos de alimentación de alto riesgo para nuestra salud.
Trastornos de alimentación
Los trastornos de alimentación que son generalmente conocidos son la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón, cuyos síntomas los diferencian en cuanto al tipo de conducta y la forma en que éstos se manifiestan. Por ejemplo, en la anorexia vemos una clara restricción alimentaria y rechazo a mantener un peso mínimo indispensable que da evidencia a la distorsión de imagen corporal presente en la mente de quien la padece.
En el caso de la bulimia, el consumo de alimentos es compulsivo, en grandes cantidades, en períodos cortos de tiempo y sensación de pérdida de control, de igual manera que en el trastorno por atracón, sin embargo en la bulimia se presentan conductas compensatorias como el vómito autoinducido para eliminar o “quemar”, como falsa creencia, el alto consumo calórico ingerido.
Así que hablando de síntomas característicos en los trastornos de alimentación, se encontrará gran similitud con lo que se vive en la actualidad o se muestra como “estilo de vida saludable”, escuchando así la promesa de un cuerpo delgado si no comes en periodos específicos del día, aplicaciones de celular que te “orientan y motivan” a lograr esa restricción, mensajes distorsionados de la posibilidad de tener un cuerpo delgado y fuerte con el consumo de ciertos medicamentos, que sin dieta y ejercicio te llevarán a ese lugar tan deseado.
Y no podemos olvidar el sin fin de “retos” para quitar cierto tipo de alimentos, y en poco tiempo, lograr el cuerpo ideal, sabiendo de antemano que siempre habrá un “reto más” que superar, muy parecido al pensamiento obsesivo de la búsqueda del satisfactor a corto plazo, con el menor esfuerzo como el de la adicción, y, lo más importante de todo, ¡Sin evaluación y supervisión profesional!.
Entonces sí, solo se van creando nuevos casos, velados también, de un discomfort generalizado con el cuerpo, el desarrollo del temor continuo por el consumo de alimentos, las altas expectativas sin importar la situación médica – nutricional . psicológica general personal, y por supuesto la gran inversión económica en medicamentos aparentemente naturales, retos de eterna continuidad, aplicaciones para planes aparentemente personales de alimentación y ejercicio, más la integración de alto riesgo a grupos o comunidades sociales promotoras de ese nuevo “estilo de vida” que dista mucho de ser saludable.
Desafortunadamente la salud mental se ha visto gravemente afectada por diversos factores en el contexto actual y lo que vemos, en este caso, son simplemente nuevas formas de redirigir el malestar emocional personal a mecanismos que difícilmente lograrán sanar lo que verdaderamente hay debajo como baja autoestima, miedo, tristeza crónica, ansiedad, aislamiento, insatisfacción y un gran vacío en la identidad, que lleva a una pertenencia frágil, cambiante y al final inexistente.
Si te identificas con lo anterior o tienes algún familiar o conocido que has visto en esta nueva dinámica de riesgo, los invito a que se acerquen con un profesional de la salud. NO hay soluciones mágicas o rápidas, pero sí existe la posibilidad de tener una vida sana y diferente de manera sostenida con ayuda de quien verdaderamente te puede acompañar en ese proceso de cambio.
Nos puedes contactar en cualquier momento para apoyarte en tu proceso.
Mtra. Michele García López
Coordinadora Clínica