Cada quien es como es, hay cosas que no se pueden cambiar, ni es necesario hacerlo.
Aprender a vivir con las personas y quererlas tal cual ellas son, es la mejor manera de tener una relación sana y una vida tranquila. Cada persona tiene sus cualidades y sus defectos. Nadie tiene el derecho para criticar o tratar de cambiarlas solo porque uno cree que es por el bien del otro.
Es agotante pelear sin conseguir respuesta, ni cambio. Querer que la otra persona sea lo que uno quiere, que piense como uno cree que debe de pensar y sobre todo que entienda que lo que hace, DEFINITIVAMENTE no algo lógico.
A pesar de las opiniones propias o de las sugerencias de las críticas que se puedan tener acerca de la personalidad y de las acciones, gustos y pensamientos de los demás, es mejor aprender a aceptar a la gente tal cual es. Como resultado… relaciones efectivas, menos peleas, más tiempo para disfrutar de las cosas importantes que nutren el alma y mejoran la calidad de vida.
Hay que saber decir basta y aceptar que hay cosas con las que uno tiene que aprender a vivir ya que la persona no va a cambiar. Las personas que les gusta gastar dinero no van a dejar de comprar, las personas que les gusta ir al gimnasio sin descanso no van a parar, las personas que prefieren leer libros o abstenerse de cosas simplemente porque les angustia no ahorrar, no van a dejarlo de hacer.
Lo más probable es que ni siquiera puedan entender por qué los otros disfrutan sus gustos raros, de hecho, hay gustos difíciles de entender. Es mejor aceptar el desacuerdo y dejar de pelear. Hay que vivir la diferencia, saberla respetar y con el tiempo hasta se puede llegar a apreciarla.
¿Como se puede solucionar un problema que para muchos pareciera imposible para poder iniciar un dialogo sin subir el tono de voz, ni alterar la presión arterial?
La solución más efectiva es simplemente aceptar la diferencia, dejar de pedir que el otro entienda y cambie. Reconocer que no va a cambiar y que no tiene sentido continuar siempre peleando por lo mismo. Cuando se logra hacer esto se reduce la tensión en la relación y se puede avanzar hacia adelante. Aceptar la diferencia; acordar que se está en desacuerdo y apreciar el distinto punto de vista de cada uno. Valorar lo que se tiene y disfrutarlo.
No vale la pena amargarse por lo que es inevitable. Muchos problemas pierden su carga negativa y desaparecen cuando ambas partes se resignan a que no todo se puede cambiar, se comprometen a seguir adelante, y se refrenan de derrochar energía en algo que difícilmente va a cambiar.
Hay problemas que no tienen solución, se tienen que aceptar no porque se perdió la lucha, sino porque se entendió y se puede aprender a vivir con la diferencia.
Aceptando la diferencia
La receta
INGREDIENTES
- 1 taza de respeto – reconocer la diferencia y aceptarla sin reproche
- 1 lata de compromiso – responsabilidad y compromiso para que fluya la relación
- 1 pizca de actitud positiva – buena disposición, enfocar la atención en lo bueno
- 1 manojo de tolerancia – calma y paciencia con los otros
- 1 cucharada de aceptación – quererse a uno mismo al otro con sinceridad
RECOMENDACIÓN DEL CHEF:
Para poder superar el problema que no tiene solución, se debe de aceptar que la persona misma es la única que tiene el poder de liberar la tensión. Más de lo mismo, es una pelea perdida, aburrida y sin salida.
MODO DE PREPARACIÓN
1. Es importante aprender a elegir las batallas y no sudar por lo que es insignificante o sin solución. Es inútil pasar la vida malgastando energía donde no hay posibilidad de cambio. Cuando una situación se repite con frecuencia, trae tensión y no hay resolución.
2. ACEPTAR NO SIGNIFICA CONFORMARSE. Aceptar, es abandonar una lucha hacia algo que no tiene solución y buscar nuevos caminos que permitan vivir. Conformarse es convertirse en una víctima donde no hay posibilidad de cambiar y la carga es pesada y negativa.
3. La primera persona que tiene que reconocer y aceptarse es uno mismo. Para que otros acepten y respeten los gustos personales es importante que la persona reconozca y se acepte a si mismo.
La paradoja del universo consiste es que solo cuando uno acepta lo que no se puede cambiar, la vida fluye y se acomoda… y sin querer todo cambia.